domingo, noviembre 24, 2013

Las familias enjuician a los fabricantes de nave de Aerocon

El 6 de septiembre de 2011 es una brasa que quema en el pecho de los familiares de las personas que murieron aquel día en el accidente del vuelo 238 de Aerocon en Trinidad. Y lo es no solo por el dolor que produce el perder a sus seres queridos, sino porque creen que la tragedia no se ha cerrado y, peor aún, que está más abierta que nunca tras el informe de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), que atribuye el accidente a una falla humana.

Desde San Joaquín (Beni) ha llegado a Santa Cruz, César Román Vaca, padre de Santiago, el piloto que comandaba la nave que se accidentó aquel fatídico día. Y desde el interior del país también llegaron varios de los familiares de los siete fallecidos, quienes contrataron a la firma jurídica estadunidense Wisner Law, para que los represente en una demanda interpuesta contra la empresa fabricante del sistema de advertencia de proximidad de tierra (Gpws) del avión accidentado y a la compañía que alquiló esa nave a Aerocon. Lo que buscan es que se realice una investigación imparcial, para que se sepa ‘la verdad’, se dé con los culpables y se cierre este capítulo que enlutó al país.

Lucy Gorostiaga llegó de Estados Unidos representando a Wisner Law y se reunió con los familiares e informó que hay un avance del 65% en las investigaciones. “El fin no es conseguir una ganancia lucrativa, sino identificar las causas del accidente para que no se repita”, enfatizó.

Mónica Cossío, viuda de Óscar Valencia Muñoz, el ciudadano colombiano que murió en el accidente, dijo que tocaron la puerta de una firma de EEUU porque la justicia boliviana es muy burocrática, malograda y coimeada, en la que no se puede confiar. “Tenemos que acudir a algo que va a ser imparcial para nosotros y para los bolivianos”, enfatizó.

Lo humamo

El señor Román, que llegó con el maletín negro que cargaba su hijo el día del siniestro, dijo que tiene el audio de la comunicación que existió desde el avión hasta la torre de control, mediante la que se revela que antes del accidente su hijo dijo que estaba a 310 metros de altura, lo que demuestra que el instrumento que mide la altura estaba con desperfecto. Román también dijo que su hijo el 6 de septiembre, cuando llegó a Santa Cruz, antes de volar a Trinidad, ya había cumplido las ocho horas reglamentarias de vuelo y que un nuevo viaje significaba recarga de trabajo.

El jefe nacional de marketing y comunicación de Aerocon, Nelson Kinn, dijo que no conoce absolutamente nada sobre la señalada demanda interpuesta en el exterior, que por conocimientos generales sabe que se trata de una práctica usual en EEUU, pero que en todo caso el proceso no es contra Aerocon.

Respecto a las opiniones que emitió el padre del piloto Román, dijo: “Nos sujetamos a lo que dice la autoridad a la cual nos debemos, el informe salió, hay un dictamen y nos hemos apegado a las recomendaciones”

PARA SABER

LA TARDE DE LA TRAGEDIA
Ocurrió el 6 de septiembre de 2011, a siete kilómetros de Trinidad. Una nave Metro III de Aerocon cayó en una laguna próxima a Laguna Suárez, donde murieron los dos tripulantes y cinco pasajeros. Solo sobrevivió el chuquisaqueño Minor Vidal.

Lo jurídico
Para aclarar aquello, la firma Wisner Law aboga por las familias de las víctimas en EEUU. Es una firma jurídica que ha representado a los damnificados de los accidentes aéreos de la última década.

EL INFORME POLÉMICO
Fue tras el último accidente de Aerocon en Riberalta que se informó que la caída del avión Metro III cerca de Trinidad, el 6 de septiembre de 2011, se debió a “una operación de vuelo controlado hacia el terreno”, o como lo tradujo el gerente de márquetin de la aerolínea, Nelson Kinn, debido a una falla humana.

Impugnación
César Román, el padre del piloto fallecido, dijo que impugnará el informe de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC).

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