jueves, noviembre 21, 2013

SAÚL VILLAlPANDO, TIENE UNA DE LAS PROFESIONES MÁS ESTRESANTES DEL MUNDO, ES CONTROLADOR DE VUELO.

La pasión por su trabajo lo ha llevado a conocer muchas torres de control en diferentes aeropuertos del país. Actualmente Saúl Villalpando disfruta cada día en el aeropuerto Jorge Wilstermann de Cochabamba. En esta entrevista con la revista H Saúl revivió su experiencia en estos 28 años como controlador de vuelo.

¿Cuánta presión tiene sobre usted?

La profesión del controlador de tránsito aéreo, es la profesión más estresante del mundo, muy similar a los pilotos cazadores eso lo define la Organización de Aviación Civil y la Organización Mundial de Salud. Es un trabajo tenso que hasta ahora no ha podido ser suplantado por las maquinas o por la tecnología. La decisión que tome un controlador de tránsito aéreo es una decisión determinante, por ello la lucidez y la seguridad son fundamentales. El riesgo es permanente y el controlador tiene que estar muy atento a su trabajo.

¿Qué se necesita para ser un controlador aéreo?

Se necesita saber a dónde se está yendo, qué visión tiene dentro de la aviación, tener los nervios templados y bastante conocimiento, porque es una carrera que exige mucho. Estudiamos permanentemente porque debemos tomar un examen de “pro eficiencia” y hacer un curso cada 6 meses. El controlador de tránsito aéreo lógicamente tiene que tener una cualidad muy importante, la serenidad.

¿Un controlador de vuelo puede cometer errores?

Creo que todos somos humanos, pueden existir errores, pero dentro del ámbito de la aviación mundial deben ser subsanados, no pueden haber dos errores bajo una misma circunstancia o similares. Si un controlador está cometiendo una falla, el supervisor debe evitar que esa equivocación ocurra. Porque un error puede ser fatal. Nuestra cultura debe apuntar a la excelencia, pero lamentablemente el humano no es perfecto. Lo que sí debe ser sancionada es la negligencia.

¿Cuál fue la situación más tensa que recuerda?

Existen horas pico y son realmente terribles. Cochabamba subió de 2 mil operaciones al mes a 4 mil, es decir que creció en un cien por ciento. Entonces hay momentos realmente tensos como cuando vuelan los k8, o está BOA en el aire, el TAM o las escuelas de vuelo, los helicópteros. Es un momento de mucha tensión. Por suerte, personalmente y por el momento no he tenido ningún susto.

¿Por qué decidió tener esta profesión?

Me gustó, no solo el tema de estudio, sino el aporte que hace a la sociedad. Una persona o pasajero cuando se despide de sus allegados en una sala de pre embarque, lo primero que ve es su aéreo nave, al ingresar mira al tripulación y detrás de todo eso hay muchas personas que trabajan para que ese pasajero llegue sano y seguro a su destino y uno de los elementos fundamentales es el controlador de tránsito aéreo.

¿En qué aeropuerto le gustaría trabajar?

He trabajado en varios aeropuertos en Bolivia, inicialmente en el de La Paz, después en el de Sucre, Tarija y Cochabamba, ahora pensamos hacer intercambios con el Trompillo que es bastante conflictivo porque tiene mucha densidad de tránsito. Pero me siento muy feliz trabajando en el aeropuerto de Cochabamba porque hacemos un aporte muy importante para Sud América.

Además que nuestro aeropuerto es un complejo aeroportuario y debemos sentirnos orgullosos. Tenemos dos pistas completamente iluminadas, radio ayudas, ayudas para las aproximaciones visuales y aparte de eso nos llena de orgullo tener un sistema de control radar que es el único en Bolivia. Me siento muy orgulloso de prestar mis servicios al mejor aeropuerto del país.

¿Recomendaría a su hijo la profesión de controlador de vuelo?

En algún momento he pensado que sí, pero estoy bajo una política, si bien mis hijos quieren seguir la carrera aeronáutica me gustaría que estén respaldados con una carrera académica también. Porque en muchos casos el mercado para controladores de tránsito aéreo es sumamente reducido.

¿Cuál es su hora pico?

Existen dos horas picos en Cochabamba, las 7:00 de la mañana hasta las 9:00. En algún momento hemos entrado en colapso de lo que es la plataforma de estacionamiento de aeronaves y a partir de las 7:00 hasta las 8:30 de la noche hay mucho movimiento especialmente en aeronaves comerciales. El aspecto topográfico es muy riesgoso porque Cochabamba está rodeada de cerros. Tanto el controlador como el piloto tienen que ser precisos, en la aproximación como en las salidas.

¿Cuál es la temporada más alta?

Son los meses de noviembre, diciembre y enero, en estos casos tenemos que tomar previsiones tanto de reforzamiento de personal, no solo en el tema de tránsito aéreo, sino otros factores que circundan el transito aéreo, radio ayudas, equipamiento para cubrir la demanda. Estos meses son la época más alta en todo el mundo.

¿Cómo es un día de trabajo en la torre de control?

Es maravilloso, porque hay momentos en los que uno se pone tan tenso que no puede hablar y todo es trabajar, coordinar, dar instrucciones a las aeronaves para el despegue y aterrizaje. Pero también hay algún momento entre las diez y once de la mañana donde tomamos un café durante diez o quince minutos y compartimos nuestras experiencias. Los días son dinámicos, hay momentos de mucho tránsito, vemos cosas muy interesantes que hacen los alumnos, maniobras que hacen las aeronaves militares. Mi trabajo es muy lindo es algo que verdaderamente me gusta.

¿Qué hacen su tiempo de descanso?

Tomamos un café, y cuando hay un día libre siempre tratamos de salir de la monotonía. Es muy importante para el controlador porque si solo se aboca estrictamente al trabajo de tránsito aéreo es susceptible a tener problemas por causa de estrés y nuestra profesión nos exige estar saludables. Debemos hacernos examen médico anualmente al igual que los pilotos por eso disipamos en los momentos libres, aparte de tomar un café jugamos un partido de futbol, raqueta, esas cosas que distraen el cotidiano vivir.

PERFIL

EDAD: 52 años

LUGAR DE NACIMIENTO : Oruro

PROFESIÓN: Controlador de tránsito aéreo

Saúl Villalpando estudió la carrera inicial de aeronáutica en la escuela de aviación Capitán Prudencio. Continuó sus estudios en tránsito aéreo como especialidad en el Instituto de Aviación Civil en La Paz, realizó una especialización en tránsito aéreo avanzado en el Centro de Experimentación y Perfeccionamiento C.I.P.E de la Fuerza Aérea Argentina. Pasado ello estuvo en el Instituto de Protección al Vuelo en Brasil, hizo un curso de especialización sobre el manejo de radares y sistemas digitales de comunicaciones en Madrid, realizó cursos en la República de Cuba y en Santiago de Chile en la dirección de aeronáutica civil para controladores de tránsito aéreo en un nivel más avanzado. Su esposa se llama Gloria y sus hijos Gabriel, Camilo y Claudia.

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