Cada dos años las ocho escuelas de pilotaje que operan en el aeropuerto El Trompillo de Santa Cruz, gradúan alrededor de 400 pilotos. Al salir encuentran una reducida demanda laboral en aerolíneas comerciales, debido a que solo existen dos líneas aéreas autorizadas para viajes al exterior (AeroSur, BoA), una empresa limitada a viajes nacionales (TAM), y una última en etapa de transición (LAB).
Pero todas con un lento crecimiento en referencia a destinos y flotas durante los últimos 20 años. Por eso muchos pilotos encuentran más rentable buscar trabajo en países como Panamá, China, o Emiratos Árabes (Quatar), aunque deban alejarse de sus familias por un tiempo. Otros deciden quedarse y apostar por la aeronáutica nacional, pese a que cada tanto traiga golpes como los dos accidentes ocurridos entre el 19 y 21 de abril, que trajo la muerte de ocho personas (entre ellas el senador Gerald Ortiz) o la inestabilidad tributaria de otras, que carga sobre ellas la amenaza de ser declaradas en quiebra.
Al grupo de los que se quedaron pertenece Carlos Weber (foto de portada), quien lleva once años dedicados a AeroSur. Pese a que conocía desde un inicio la realidad del mercado boliviano nunca pensó en viajar a otros países como lo hicieron muchos de sus colegas. "Siempre esperé a que la empresa mejore", asegura a tiempo de señalar que durante el tiempo que lleva en la empresa ha visto marcharse al menos 23 compañeros suyos. Al mando del Boing 737, ha recorrido destinos como Miami, Washington o España, pero ahora es fácil encontrarlo sentado en algún rincón de las oficinas de esta empresa, esperando vuelos esporádicos. Con suerte una vez a la semana. "Llegará el turno de mirar hacia afuera", dice.
En la familia de Carlos son pilotos por tradición. Su abuelo sobrevoló los campos de la guerra del Chaco, y su padre dedicó toda su vida a navegar los cielos. Un caso similar a la familia Beltrán, de los cuales ya existe una cuarta generación de aviadores.
Eduardo Beltrán es el padre de familia, y lleva más de 20 años de viaje. Él junto a su hija, Silvana Beltrán, también pertenecen a AeroSur, y aunque llevan muchos años dedicados a esta empresa no descartan que la crisis los obligue a buscar fuentes alternativas de ingreso.
De hecho uno de los miembros de su familia, ya emprendió un viaje para ejercer como profesional en una línea aérea en Panamá. "Como en todas las carreras, considero que hay momentos cíclicos. Momentos de crisis y de bonanza. Ahora estamos en una de esas etapas, y tenemos que sobrellevarla", opina Eduardo, quien es también un exdirector de seguridad operacional de la Dirección de Aeronáutica Civil.
"En ese sentido es importante darnos cuenta que la aviación no es solo comercial. Existe el piloto militar, instrucción, aviación general (privados, taxis aéreos, etc.), agrega Silvana.
Pero la empresa que tuvo como presidente de directorio a Humberto Roca Leigue, no es la única que cuenta en su haber con problemas impositivos. En 2007, la línea aérea por muchos años emblema de Bolivia, el Lloyd Aéreo Boliviano (LAB), fundada en 1925, fue declarada en quiebra.
Su caída se remonta a unos años después a su privatización en manos de la brasilera VASP el 19 de octubre de 1995, y su posterior venta a los empresarios Raúl Garáfulic y Ernesto Asbún en 2001.
A esta época hace referencia Yamile Quenallata, quien fuera asistente de vuelo por más de 15 años. Comenzó cuando todavía era estudiante de Comunicación Social en la UPSA, y para ella la empresa fue como su segunda familia.
Yamile Quenallata trabajó más de 10 años como asistente de vuelo en el LAB, tras su cierre buscó alternativas de trabajo hasta que inauguró su propio negocio.
Desde hace cinco años que Yamile ha dejado la vida en los aviones, aunque cada tanto recuerda el haber vivido tantas experiencias, y conocer a diferentes personalidades. "En una ocasión tuvo la oportunidad de tener como pasajero a Evo Morales. Ya era un político conocido por entonces (diputado). Recuerdo que era más callado y sencillo que muchos de sus colegas que lo acompañaban", señala. Ahora Yamile es propietaria de Tin Marín, una guardería, donde recupera el tiempo que había restado a su hijo en compañía de otros niños.
Junto con el declive del LAB nació la empresa Boliviana de Aviación (BoA), el 24 de octubre de 2007. El objetivo fue la "explotación de servicios de transporte aéreo regular y no regular, interno e internacional, de pasajeros, carga y correo, así como la explotación de cualquier servicio colateral".
En ese sentido, el capitán Luis Trigo considera que será la empresa en la cual muchos profesionales de la aviación van a cifrar sus esperanzas. "Muchos colegas están mirando hacia afuera con destinos tan lejanos como Indonesia o China. Quienes tengan mayor edad o no quieran abandonar a sus familias se quedarán a esperar a que BoA genere más espacios", asegura. De acuerdo al piloto inevitablemente esta línea deberá comenzar a preocuparse por cubrir los destinos y la demanda que AeroSur no está en condiciones de hacer.
Esto le significará también nuevos desafíos, porque deberá pensar en invertir en aviones nuevos, capacitar nuevo personal. Además deberá cubrir una serie de exigencias a nivel internacional. Lo principal es estar registrado en la Asociación Internacional de Transporte Aéreo, IATA, por sus cifras en inglés, cumplir con una cantidad de aviones y modelos. Los aviones que están reconocidos para vuelo transatlánticos son Boing 767, Boing 757, o Jumbo Jet 457. En el país la única empresa que disponía de los mismos era AeroSur.
La aventura de ser piloto
Pase a la China Erwin Robles se prepara para viajar al gigante asiático, la China. A la manera de los futbolistas, este piloto deberá someterse a fin de mayo a un periodo de prueba de 15 días en una línea aérea de este país. "En China hay muchas oportunidades de trabajo. Buscando en internet encontré al menos 60 empresas solicitando nuevos pilotos", comenta este piloto de AeroSur.
El procedimiento consiste en enviar su hoja de vida a través de un correo electrónico y esperar respuesta. Si es positivo deberá pagar su pasaje de ida y vuelta hasta este país (que luego le será rembolsado) y someterse a unas pruebas médicas completas, que incluye pruebas en simuladores y otra evaluación escrita. Si bien es un procedimiento complejo de lograr su "pase" podrá acceder a salarios hasta cuatro veces por encima del promedio en Bolivia. "En promedio un piloto puede ganar hasta $us 12.000", comenta.
Como muchos de sus compañeros dedicó muchos años a la empresa. Alrededor de 74 pilotos trabajan en esta empresa, y al menos el 50% de ellos no se encuentra operando. Del mismo modo, el personal de tripulación asciende a 155 personas que esperan se resuelva la incógnita de su futuro en la empresa.
Opciones en tierra Además de las empresas comerciales existen otras alternativas laborales en empresas que realizan vuelos en modelos con menor capacidad de carga y para vuelos menos prolongados. Tal es el caso de Aerocon, Aeroeste, Amaszonas, y los denominados taxis aéreos.
En ese sentido, el instructor de vuelo de la academia Proboal, Gastón Rivero, señala que los vuelos de transporte interprovincial, interdepartamental y de carga, ofrecen más posibilidades de viaje. Además señala que ser piloto "es una gran inversión, pero vale la pena". Para estudiar esta carrera se deberá invertir alrededor de $us 16.000 para año y medio de estudios. La instrucción es otra alternativa para estos profesionales del vuelo.
Rivero destaca que además de estudiantes bolivianos, las academias de vuelo reciben a peruanos, brasileños, ecuatorianos y principalmente colombianos. Santa Cruz es la única ciudad que cuenta con ocho academias civiles de pilotaje, luego existe otra en Trinidad, y la Escuela Militar de Aviación en las respectivas ciudades.
La seguridad es primero Pese a que cada tanto llega a registrase accidentes como las dos aeronaves de servicio particular que se estrellaron, la primera en una serranía de Monteagudo, y la segunda en el aeropuerto Viru Viru de Santa Cruz, causando la muerte de ocho ocupantes, entre ellos el senador Gerald Ortiz Alba (45), de empresarios chuquisaqueños y pilotos cruceños. Profesionales de aviación recuerdan que esta es una de las actividades que registra el menor índice de accidentes. "Tenemos un porcentaje de vuelos de seguridad por encima del 90%, y ese saldo negativo se debe muchas veces más a errores humanos que a una falla mecánica", explicó el capitán Eduardo Beltrán, exdirector de seguridad operacional de la Dirección de Aeronáutica Civil. "Volar es una pasión es difícil mantenernos en tierra", complementa.
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