Un aparato que, a pesar de empezar a ser desarrollado hace más de 50 años, todavía está operativo y tiene en su extenso currículum el haber sido todo un dolor de cabeza para los comandantes aéreos de la OTAN. Así es como se podría resumir, de la forma más breve y eficaz, al Su-24, un caza de ataque y bombardeo táctico que -aunque se empezó a diseñar en la década de los 60- a día de hoy sigue siendo utilizado por algunos países como la Rusia de Vladimir Putin. Lugar, por cierto, desde el que se lleva años afirmando que no tardarán en jubilar a este “decano” de la aviación moderna que, aunque en su momento sirvió favorablemente a su patria, se encuentra algo anticuado.
A día de hoy, la historia de este avión podría haber pasado por alto. Sin embargo, ha vuelto a ser alumbrado por la luz de la actualidad después de que, el pasa-do martes 24 de noviembre, Turquía ha-ya derribado un Su-24 (actualmente des-conocemos si es la versión original, o una modificación del mismo elaborada por el ejército en los años posteriores) cerca de la frontera con Siria. Todo ocurrió después de que, según un comunicado enviado por las Fuerzas Aéreas turcas, se informara en repetidas ocasiones (hasta 10 veces) al piloto que abandonase el espacio aéreo restringido del país. Al no obtener respuesta, tomaron la decisión de acabar con él. El aparato ha caído en la provincia de Latakia.
UN DECANO DE LA AVIACIÓN SUPERSÓNICA
El Su-24 fue la culminación de un proyecto ideado por la actual empresa rusa Sukhoi Company cuando todavía pervivía en el mundo la U.R.S.S. (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas). Concretamente, el grupo comenzó a elaborar este aeroplano el 24 de enero de 1961, despues de recibir una petición de las Fuerzas Aéreas del país solicitando un sustituto para sus viejos cazas en servicio. Casi desde el principio (pues hubo variaciones a lo largo del proyecto), el ejército expuso la necesidad de que el resultado fuese una máquina que “pudiese atacar objetivos pequeños en tierra” y tuviese la capacidad de internarse en territorio enemigo realizando trayectos de cierta distancia. Así lo afirma, al me-nos, la Web oficial de la empresa Sukhoi en su versión anglosajona.
En principio, Sukhoi trató de elaborar este aparato a partir de un diseño anterior que había presentado al ejército, el Su-7B. No obstante, la idea no fue efectiva. Viendo que sería imposible, se decidieron a diseñar desde cero un nuevo aparato, el denominado S-6. El proyecto comenzó a ser diseñado en 1962 bajo las premisas ofrecidas por los militares. A su vez, se estableció que contaría con una tripulación de dos hombres (un oficial de sistemas de navegación y un piloto dedicado también a manejar los sistemas de armas). En 1963, las Fuer-zas Aéreas dieron el visto bueno a los esbozos y, a nivel oficial, se solicitó el desarrollo de esta aeronave el 24 de agosto de 1965.
Finalmente, y tras múltiples pruebas, el S-6 comenzó a volar bajo el nombre, primero, de T-6 (mientras era un prototipo) y de Su-24 (denominación dada por las Fuerzas Armadas de la época) más de una década después de que comen-zase su diseño. “El resultado final justifi-có plenamente el esfuerzo, pues dio co-mo resultado una plataforma de ataque de una nueva era. Podía combatir y dis-parar con total precisión bajo las incle-mencias de cualquier tipo de clima. Ade-más, aunque era un avión principalmente dedicado al combate aire–tierra, tenía la misma eficacia en otros campos, inclu-yendo los ataques nucleares”, explica Dimitris Dranidis, experto en armamento e ingeniero de sistemas, en su dossier “Su-24 Fencer”.
Para entonces, este avión ya había co-menzado a ensamblarse en dos fábricas de la U.R.S.S. (en la Yuri Gagarin y en la Novosibirsk) y se había convertido en un aparato de excelentes cualidades. Y es que, era capaz de llevar a cabo misiones contra objetivos enemigos ubicados tan-to en el aire como en el suelo, realizar operaciones prolongadas en países rela-tivamente lejanos, atacar al enemigo a una altura considerablemente baja y ate-rrizar y despegar en pistas cortas. Ade-más, como ya se ha dicho, de tener la capacidad de operar bajo cualquier clima y de día y de noche. Finalmente, fue el primer avión que incluyó el sistema de navegación y ataque soviético y el deca-no en llevar un asiento eyectable para los dos tripulantes (ubicados en paralelo en la cabina).
Todo ello, por descontado, siendo un caza supersónico (es decir, con posibili-dad de volar a más de 1.225 kilómetros por hora). A pesar del buen servicio que hizo en el ejército soviético y, posterior-mente, en el ruso, los años no se sucedie-ron en balde para el Su-24. El paso del tiempo hizo que, en 1999, se solicitara un programa de modernización para estos “abuelos” (y para la evolución de los mis-mos, los Su-M2 -también los más utiliza-dos-) lo que dio lugar al Su-24M2. Se cree que estos aparatos podrán volar hasta 2025. Con todo, su esencia ha quedado impregnada en la fuerza aérea del país, que lo recuerda como la respuesta al F111 de los EE.UU. CIENCIA - ABC.
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