El piloto del Tupolev 134 que se estrelló en junio en el momento en que aterrizaba al noroeste de Rusia estaba borracho. Así lo asegura elinforme final de la investigación que se llevó tras la catástrofe.
En el siniestro fallecieron 47 personas.
El aparato se estrelló en una carretera próxima al aeropuerto de Petropavlovsk debido a una "coordinación insuficiente de la tripulación durante la fase de aterrizaje" y a que el comandate "se encontraba ebrio", según detalla el informe.
"Los análisis han dado una tasa del 0,81 por ciento de alcohol etílico en la sangre del piloto", se lee en el �dossier� elaborado por el Comité Interético de Aviación, con sede en Moscú y que está a cargo de las investigación de catástrofes aéreas.
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