Vidal que será intervenido quirúrgicamente en las próximas horas en Trinidad, relató los momentos de angustia que vivió junto a sus compañeros de viaje (todos muertos) segundos antes de caer el avión en el bosque de la laguna Rossendy, distante a unos 10 kilómetros al noreste de la capital beniana. “Quería decirles, Dios nos va ayudar pero de ahí todos se quedaron callados”, cuenta este hombre, de 38 años, padres de dos niñas.
El sobreviviente, que salió por sus propios medios para pedir ayuda, relató a EL DEBER que asimiló la tragedia horas después. “Al día siguiente recién me di cuenta que todos murieron. Estaba todo desparramado”, indicó Vidal.
El cochabambino viajaba en el último asiento de la aeronave CP 2548, que cayó cerca de las 19:00 de este martes en suelo beniano. Tuvieron que pasar más de 60 horas para que el Grupo de Rescate de la Fuerza de Tareas Especiales de los Diablos Azules de la Armada Boliviana lo rescate.
Con el rostro ensangrentado, costillas rotas y el brazo izquierdo inmovilizado el hombre pidió agua en el primer contacto con sus rescatistas. El hallazgo ocurrió a las 8:50 cuando Vidal pedía ayuda en la orilla de una laguna (unos 200 metros de la tragedia).
El rescate fue calificado como un milagro, ya que la aeronave quedó hecha pedazos. Ayer la Fuerza Aérea Boliviana rescató a las ocho personas que fallecieron. Vidal Huerta vive para contarlo.
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