Era un Junkers y llegó desde Cochabamba. A las 8:50 del 1 de septiembre de 1925, aterrizó el Oriente, después de un vuelo de casi dos horas desde la capital valluna. El revuelo fue grande. Las autoridades dispusieron que nadie se acerque a la franja de aterrizaje, puesto que suponían que muchos curiosos iban a intentar ponerse cerca de esa ‘extraña ave’.
El ingeniero agrónomo Mark Christie está reconstruyendo esta parte de la historia. Usará parte de su archivo personal, en el que figuran fotografías de su abuelo, Kurt Wörner, armador de aviones que fue contratado por la empresa Junkers.
Christie está avanzando en su investigación y pronto se pondrá a buscar auspiciadores para editar un libro. El avión fue comprado por la comunidad alemana en Santa Cruz, para acabar con el aislamiento de la región. En esa época, un viaje desde Cochabamba demoraba entre 10 y 15 días.
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