miércoles, marzo 26, 2014

Un proyecto con "ondas" para aeropuertos Escáner ágil


La investigación sobre la misteriosa desaparición de un avión de la compañía Malaysia Airlines ha reabierto el debate sobre la eficacia de las medidas de seguridad en los aeropuertos. Los viajeros se han acostumbrado a llegar con antelación para pasar los controles antes de acceder a la zona de embarque, pues a menudo hay que esperar colas debido a la lentitud del proceso y a la frecuencia con la que los arcos que detectan objetos metálicos dan falsas alarmas que obligan a realizar cacheos. Por otro lado, los escáneres corporales digitales implantados sobre todo en EEUU permiten detectar también objetos no metálicos, pero han suscitado críticas porque los detalles de la anatomía del pasajero quedan expuestos a las miradas del personal de seguridad.

Un escáner que está siendo desarrollado por un consorcio liderado por la compañía española Alfa Imaging y financiado por la Comisión Europea, intenta dejar atrás los inconvenientes de los sistemas implantados en la actualidad.

Por un lado, este escáner denominado TeraScreen pretende agilizar los controles al reducir las falsas alarmas y requerir menor atención por parte de los vigilantes. Por otro, ofrece una imagen genérica computerizada del individuo, que ni muestra detalles anatómicos ni queda registrada para respetar su privacidad.

«Nuestro sistema se basa en la tecnología de las ondas milimétricas. A diferencia de otros escáneres, como los que usan rayos X, no emite radiación nociva para la salud», sostiene Fernando Allona, consejero delegado de la empresa Alfa Imaging.

No se trata de una tecnología nueva, pues desde los años 70 se usa para ver en condiciones de baja visibilidad, por ejemplo, para que los helicópteros puedan aterrizar en el desierto si hay tormentas de arena.

El sistema proceso los datos y ofrece una silueta genérica en la que se indica si ha encontrado algún objeto escondido.

Su nuevo escáner combina un sistema pasivo y otro activo en varias frecuencias de ondas milimétricas y terahercios, que escanean al individuo mientras éste recorre sin detenerse un pasillo de entre tres y seis metros. Las imágenes resultantes son procesadas automáticamente en tiempo real, mostrando en una pantalla la silueta. Si el escáner localiza algún objeto sospechoso adosado al cuerpo, indicará con un recuadro dibujado en la imagen el lugar en el que se encuentra.

Un sistema pasivo de ondas milimétricas detecta la radiación natural que los cuerpos emiten o reflejan, y la transforma en una señal eléctrica. Por ello, si el individuo lleva algún objeto adosado y escondido bajo la ropa, esa zona no emitiría calor y sería detectada por la cámara. Pero además de localizar objetos escondidos, el sistema TeraScreen avisará al vigilante del tipo de amenaza detectada con un código de colores: por ejemplo, el recuadro será rojo si es un objeto metálico, verde si se trata de un líquido o azul si es un producto en polvo.

EL PROYECTO

El proyecto TeraScreen, que comenzó a desarrollarse a mediados de 2013 y concluirá en 2016 con una demostración de su viabilidad en el aeropuerto de Bristol (Reino Unido), cuenta con un presupuesto de 4,8 millones de euros. La mayoría procede de la Comisión Europea, que lo ha incluido en su Séptimo Programa Marco de la UE de Seguridad.

En diciembre de 2001, el fallido intento por parte del denominado terrorista del zapato de hacer explosionar un avión en pleno vuelo de París a Miami puso de manifiesto la insuficiencia de los arcos que detectan metales y de las normas de seguridad que acababan de implantarse tras los atentados terroristas del 11-S.

Que la tecnología vaya a permitir en los próximos años extender a multitud de lugares públicos el uso de escáneres de control no significa que su implantación esté siempre justificada ni que todos los ciudadanos estén dispuestos a aceptarlos. Aunque no supongan un riesgo para la salud y se aleguen razones de seguridad, el empleo de estos sistemas plantea importantes cuestiones éticas.



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