El ministro de Obras Públicas, Servicios y Vivienda, Vladimir Sánchez, informó ayer de que la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) realizará una auditoría a los diferentes talleres de mantenimiento de avionetas en Beni y Santa Cruz. El propósito, dijo, es descartar hipótesis en los accidentes aéreos ocurridos en las últimas dos semanas.
“La primera decisión que ha tomado la Dirección General de Aeronáutica Civil es hacer una auditoría a aquellos talleres de mantenimiento de las avionetas que hay tanto en Trinidad como en Santa Cruz”, señaló Sánchez.
El ministro dijo que una segunda hipótesis que se maneja, sobre los dos accidentes ocurridos en los alrededores de Trinidad, es que las aeronaves estaban volando muy alto y en condiciones climáticas desfavorables. El viernes, una aeronave Beechcraft se estrelló en inmediaciones de Villa Banzer, cerca de Trinidad, en el accidente fallecieron dos personas. Otro caso se registró el 11 de mayo, cuando una avioneta Cessna desapareció en la ruta entre Trinidad y La Asunta, mientras que el lunes otra avioneta Cessna aterrizó de emergencia en una estancia cerca de la capital beniana. La fiscal del distrito de Beni, Wilma Blazz, afirmó que el Ministerio Público no iniciará una investigación sobre los dos últimos accidentes de avionetas, porque no hay denuncia formal.
Posibles causas
“Los últimos dos accidentes se han dado en el momento de un frente frío muy agudo, y las aeronaves, es un supuesto, estaban volando muy alto”, indicó el ministro Sánchez. Dijo que cuando los aviones sobrevuelan en mucha altura, sin todos los sistemas necesarios, “pueden formarse pedazos de hielo, porque la temperatura a unos 8.000 metros de altura es de unos ocho grados bajo cero”.
La parte técnica
Un piloto que pidió reserva de identidad explicó que cada 50 horas de vuelo se hace una revisión general como el cambio de aceite y el filtro de aceite, y cada 100 horas se realiza un control más completo que incluye el motor, los controles y otros. El motor de este tipo de aeronave tiene una duración de 12 años y 1.500 horas de vuelo.
Las botas de deshielo que están ubicadas en la parte delantera de las alas se las activa cuando el hielo acumulado está duro. Se infla una especie de pequeños globos destruyendo el hielo. No son automáticas, el piloto debe activarlas.
El piloto dijo que si bien esta técnica es un poco antigua requiere bastante destreza, porque hay que calcular el momento exacto en que el hielo está duro para que se llegue a destruir del todo, de lo contrario, se sigue acumulando
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