La puerta de acceso a la cabina de pilotos dispone de tres posiciones, una de ellas, llamada lock, impide el acceso desde fuera. Si está activada, nadie puede abrirla.
Existe otra que permite entrar a través de una combinación numérica en poder de los miembros de la tripulación. Si bien, esta opción tiene un retardo de 45 segundos y sólo funciona si no está pulsado el citado bloqueo interno, según explican fuentes del colectivo de pilotos.
La última posibilidad es la apertura voluntaria de la puerta por parte del piloto que permanece en el interior de la cabina.
Según ha explicado el presidente de Lufthansa, el avión estrellado de Germanwings en los Alpes franceses, disponía de un "código ampliado" por el que cinco minutos después de permanecer bloqueada la puerta, ésta se abre de forma electrónica. Sin embargo, no ocurrió así.
Tras los atentados del 11S, el protocolo de apertura de la puerta cambió para evitar secuestros. Entonces las autoridades de aviación americanas y europeas aprobaron una normativa que obligaba a los fabricantes a diseñar puertas de máxima seguridad que impidieran el acceso a la cabina a cualquier persona. En paralelo, las aerolíneas debían sustituirlas.
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