En general no hay pesos ni contrapesos en el Estado, como debería existir en cualquier democracia, en una democracia sana.
Está absolutamente claro que es el Poder Ejecutivo el que tiene el control absoluto del Poder Judicial, como del Electoral. Por lo tanto, no debe llamarnos la atención de que cuando haya casos que tienen que ver con la justicia, que debe analizar y juzgar hechos presuntamente cometidos por gente del Gobierno, es obvio que ocurrirán estas cosas. Definitivamente no actuará en consecuencia, no lo hará.
Es obvio que la justicia está controlada por el Poder Ejecutivo, y eso es irreversible por ahora. Cuando uno apela a ella, debe saber que estará inclinada a este lado. Entonces, no se puede confiar en un proceso justo, sino parcializado.
Este caso de BoA es simplemente una ilustración particular de esta ausencia de pesos y contrapesos, y que viene de una democracia que, como hemos comprobado en los últimos años, es muy débil.
Primero se saca del escenario al vicepresidente, ahora resulta que se observa la presencia del gerente de la línea aérea y de su hermano en la acusación presentada, qué mejor muestra de lo que estamos afirmando.
Es muy difícil que la justicia sea dura con quienes son cercanos al Gobierno o con quienes son parte del ámbito cervano a Palacio de Gobierno.
Hoy, esa instancia tiene una labor que se ha tornado importante, que es la de amedrentar de cualquier forma a la oposición y a todos aquellos que no piensan como el Gobierno; es un tema que está claro y lamentablemente lo vemos de forma repetitiva y en distintos casos.
De esta forma, es muy difícil pensar que esta denuncia de corrupción que ha sido presentada por la oposición llegue a buen puerto, lo más probable es que este caso quede en nada
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