El avión de Aerocon CP 2548 volaba muy cerca de las copas de los árboles. Fue cuando Minor Vidal decidió ovillarse y encomendarse a Dios. Después vinieron los gritos, el golpe, el sonido de los metales rompiéndose, mientras era ferozmente sacudido de un lado al otro. Minor despertaría siendo la única persona con vida en medio de los escombros.
Ya ha pasado un año desde que aquel accidente de aviación cegó la vida de ocho personas. Santiago Román Parada (piloto), Mauricio Nelson Vlacovich Mendoza (copiloto), capitán Daniel Montenegro Domínguez, Sergio Marañón, Eddy Martínez (dirigente indígena de San Matías) Joaquín Gilberto Gutiérrez Chávez, Óscar Valencia (colombiano) y William Lara (ecuatoriano). Pero también un año de que Minor Vidal haya recibido el milagro de tener un segundo nacimiento.
“Ver las imágenes, el recordar, en realidad hace de que yo siga adelante. El poder ver que en algún momento esas fotos o los artículos que han sacado los diferentes medios de comunicación, hacen que todo lo que haya vivido lo tome como algo positivo. El de seguir luchando, compartir más con mi familia, estar más cerca de ellos y de las amistades que en esos momentos han estado con nosotros sobre todo en Santa Cruz, Trinidad y diferentes departamentos”.
Después de cerca de 12 horas de inconsciencia Minor se aferró a la vida, con varias costillas fracturadas, un pulmón infartado y múltiples golpes, decide liberarse del cinturón de seguridad y salir de los escombros del avión. Pero aun le esperaba pruebas durísimas, caminar durante dos días y tres noches kilómetros herido, en plena selva amazónica, guiado únicamente por los sonidos de los aviones lejanos de salvamento.
“Es una prueba clara de que Dios está en todo lado, no es necesario que pertenezcas a una religión en particular, yo soy católico, pero si tú le pides las cosas con fe, devoción y de corazón él te va escuchar. Es lo que me ha pasado. No es necesario estar en un templo o en una iglesia para poder hablar con Dios”.
Regresando a casa
Encontraron a Minor en la orilla de la laguna Rosendi, tenía un corte profundo en la cabeza producto de una caída al momento de salir del siniestro y la ropa completamente deteriorada. Pero con la suficiente energía como para llamar la atención agitando una bandera hecha por él. De todas las heridas hoy solo quedan recuerdos.
“El recuperarme fue una bendición. He estado un mes en el hospital, terapia intensiva, varias veces cirugía. Salí el 23 de septiembre del hospital en Cochabamba, el 24 de octubre volví a Trinidad y el 18 de noviembre me incorporé al trabajo. Mi recuperación ha sido muy rápida pero no es mérito mío. Yo agradezco al hospital Los Olivos, me ha atendido todo un plantel excelente y en Trinidad al doctor Silva, si él no me hacía la cirugía entonces otra hubiera sido la historia. Agradezco también a los amigos que sinceramente me han apoyado muchísimo, mi familia que ha estado minuto a minuto a mi lado. Y sobre todo mi esposa que en ningún momento me ha dejado. Son esas personas las que me han dado fuerza y valor para salir adelante, por ellos yo he seguido luchado porque mi recuperación sea inmediata y positiva”, cuenta Minor.
Lo más sorprendente siempre fue su fuerza emocional; para su traslado de Trinidad a Cochabamba decidió abordar un avión muy similar al del accidente, pero nos confiesa: “Mentiría si dijera que no me dio miedo. Sí me dio bastante miedo el momento de aterrizar pero después lo perdí y forma parte de mi vida. Uno tiene que seguir con su ritmo de vida, cuando un niño se cae de la bicicleta no le dices, deja de manejar. Más bien insistes en que el niño pierda ese miedo y continúe manejando la bici. Yo lo veo así, tuve un accidente, tengo que continuar con mi vida, con mi trabajo. Siempre en la vida vamos a tropezar con problemas pero no por esos problemas vamos a quedarnos y no los vamos a enfrentar. Después del accidente vuelo más, mucho más de lo que volaba antes”.
El mundo volcó sus ojos hacia Minor Vidal, y eso fue también parte de la vertiginosa aventura. Medios internacionales y nacionales le hacían entrevistas, distintas autoridades le ofrecieron y dieron reconocimientos, grabaron un documental. “la historia lo tomaron como algo propio de ellos y a toda costa querían sacar información, pero siempre era lo mismo, todos los medios me preguntaban lo mismo. Habían medios que tenían cinco programas y a los cinco tenía que decirles lo mismo, y cuando yo les decía ya lo conté, ellos respondían este es otro programa. Entonces en un momento me sentí muy colapsado por todo eso. Quería estar totalmente tranquilo, los primeros meses que salí del hospital, deseaba tener cierta paz junto a mi familia más que todo”.
De la experiencia
“Lo último que se pierde es la fe. Y en ningún momento voy a cambiar de idea de que ha sido un milagro. Por todo lo que ha pasado es difícil de creer que esté con vida, pero solo Dios sabe lo que ha hecho en ese momento y es por eso que yo me encuentro acá. Y si me dio la oportunidad de seguir adelante no es para que esté callado o encerrado o deprimido por las diversas situaciones que he vivido. Yo creo que si me dio esta oportunidad es para que continúe con vida”. El 18 de noviembre volvió a donde fue encontrado para agradecer a Dios “que él a través de la naturaleza fue dadivoso y muy benevolente”.
Como aún después del accidente aprovechó todo para salir adelante, todas estas experiencias le sirvieron no solo para crecer, sino también para poder llevar un mensaje de autodeterminación a los demás.
“He aprendido bastante y de esta manera yo quiero también transmitir eso a la gente, a mis amistades y familiares. Es mas he dado talleres de automotivación ya en cinco empresas. En estos talleres yo no hablo del accidente de todo lo trágico que fue, yo hablo de valorar las cosas por un mínimo que sea”, nos cuenta Minor con el brillo en los ojos de poder transmitir confianza y fuerza ante los problemas a las demás personas. “La idea de las charlas surgió de SAE (empresa en que trabaja), ellos me pidieron que haga un recorrido para dar charlas, no centrando en la parte dramática sino en la motivación. Se enteraron otros medios que estaba dando charlas y me pidieron que lo mismo que estaba haciendo en SAE también lo haga en sus empresas. Algunas muy importantes y grandes que yo mismo me sorprendí. Salió de la nada”.
Futuros planes
“Ahora mi prioridad número uno es terminar el libro que estoy haciendo junto a mi esposa, nuestro plan era terminarlo hoy, justo al año de lo sucedido, pero con los cambios y traslados que tuvimos, lo dejamos. Pero pudimos retomarlo y ahora hemos terminado el primer borrador. Hay que pulirlo, no es tan sencillo, y después ya buscaremos una editorial”.
“La idea del libro nació desde el momento que me encontraron, un montón de personas en Trinidad, en Santa Cruz, en Sucre me pidieron el libro y aún hoy me exigen que de una vez ya termine el libro” nos cuenta con una sonrisa, por que el libro además es una etapa que se cierra.
En este libro, del cual no nos adelantó el nombre, Minor enfocó dos cosas primordiales, según nos cuenta. ”Narro más a detalle lo del accidente, pero enfocándome en los valores, en las cosas que aprendí, que es lo que he hecho y también como todo eso me esta siguiendo en mi vida cotidiana y en mi familia”. Además que no se queda simplemente en su experiencia sino también acciones muy importantes ajenas a el, como nos sugiere.
“No solo estoy contando la parte en que he vivido en el monte sino que también estoy contando lo que la gente afuera también ha pasado,. La gente que ha sufrido afuera, gente que sin haberme conocido, gente que sin saber quien era, no les a importado y han entrado a buscarme. Es importante que se cuente lo que estas personas han, compañeros de trabajo igual. Lo que han vivido, como se movilizaron hasta que encontraron el avión es también digno de contar. Es por eso que en este libro se esta contando todo eso y eso es lo que lo hace muy interesante”
Pero quizás el valor más importante del libro sea la intención de que “La gente aprenda y pueda valorar, ver las cosas de diferente manera. Generalmente todos ante un primer obstáculo que se presenta, nos derrumbamos o no somos capaces de enfrentarnos a ese problema. Y lo que yo quiere mostrar el libro es que para todo hay solución. Aprender a trabajar y valorar lo que uno tiene.
Personaje
Las cicatrices quedan como recuerdo
Minor aún conserva visible la cicatriz en U en la cabeza, un recuerdo perdurable de los días duros de supervivencia, pero también sus ojos reflejan el deseo incontenible por la vida; que hoy gracias a lo ocurrido, sacando como siempre lo bueno de las cosas malas, puede y desea compartirlo con muchas más personas, ya a través de talleres de automotivación o de un libro que tiene muy pronto por publicar.
Dentro de SAE (South American Express, empresa importadora de medicamentos) Minor Vidal es una pieza clave para la cual ya trabajaba antes del accidente en Trinidad como gerente regional y de la cual hoy es gerente regional en La Paz. Aun con el tiempo muy limitado por su agenda de trabajo, nos abre las puertas para contarnos sus vivencias y hacernos parte de su experiencia. Para la noche tendrá una cena conmemorativa junto a su familia y viajará a Sucre, su ciudad natal, con el fin de participar de una misa de agradecimiento junto a sus seres queridos.
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