Geniales o aterradores, el uso de los drones -aviones no tripulados a control remoto- conlleva una tecnología de doble filo, pues puede ser usado con fines pacíficos y en beneficio de la comunidad o como una mortífera e inhumana arma de ataque.
Los drones o Vants (vehículos aéreos no tripulados) se conocen más como un polémico instrumento militar utilizado por las fuerzas armadas y servicios de inteligencia de Estados Unidos en su lucha antiterrorista en países como Afganistán, Yemen y Paquistán. Estas naves están transformando la manera en que Washington realiza sus guerras y misiones militares en aras de la seguridad nacional. Por ello, son muy criticados debido al alto número de víctimas civiles que provocan, especialmente por parte de las organizaciones defensoras de los derechos humanos. Además, hay severas críticas sobre el respeto a la privacidad.
Pero el avance de la tecnología abrió la posibilidad de que se usen en incontables aplicaciones en el ámbito civil, tanto en organismos públicos como privados.
¿Qué son los drones?
Hay noticias de vehículos aéreos no tripulados ya en 1915 y la Segunda Guerra Mundial, pero son avances tecnológicos recientes como el desarrollo de materiales ultraligeros, la microelectrónica y el GPS lo que ha hecho que los drones sean hoy utilizados por más de 50 países en operaciones militares de reconocimiento, inteligencia e identificación de objetivos.
Un drone no es más que un aparato que vuela y que es controlado remotamente. El aparato puede llevar cualquier cosa: dispositivos de captura de imagen y/o sonido, aparatos de infrarrojos, interceptores de frecuencias, gases químicos o misiles, entre otros. Pueden pesar 680 kg y costar millones de dólares o ser de construcción casera y costar menos de mil dólares utilizando legos, GPS y partes de maquetas de aviación. Así están al alcance de un buen número de potenciales compradores privados.
Pueden además ser dirigidos remotamente transmitiendo sólo coordenadas de localización y sobre rutas preestablecidas o pueden transmitir visión y control completos al operador, como si éste fuera dentro del drone.
Costo
El uso de drones por parte de organizaciones civiles y científicas se retrasó por culpa del alto costo de estos aparatos durante décadas. Los precios de los drones que están siendo usados por científicos varían desde máquinas que rondan los 20 millones de dólares, como es el caso del dron que adquirió la NASA con el objetivo de conducir investigaciones climáticas y relacionadas con huracanes, hasta otras versiones de drones que escasamente superan los 300 dólares.
Más pequeños
El desarrollo acelerado ha hecho a estos aparatos más pequeños, más silenciosos, de vuelo más ágil y de mayor capacidad, con cámaras increíblemente potentes y, en el caso militar, más letales.
Diversas aplicaciones
Equipos de distintas dimensiones y características pueden desempeñar con gran eficacia tareas de detección temprana de incendios, vigilancia y cuidado de terrenos agrícolas (necesidades de riego, lanzamiento de fertilizantes o insecticidas, agricultura de precisión y monitorización), inspección de la seguridad de infraestructuras como oleo y gasoductos, control de fronteras, misiones científicas, transporte de mercancías o cobertura de asuntos de interés mediático.
La compañía ferroviaria alemana Deutsche Bahn anunció su intención de utilizar helicópteros no tripulados y equipados con cámaras de radiación infrarroja para defender los trenes de los grafiteros y del vandalismo. Las posibilidades son infinitas y permiten ahorrar costes e incluso vidas humanas. La industria inmobiliaria también las usa ofreciendo imágenes detalladas de propiedades en lugares remotos, como también los medios de comunicación en su reportajes y en la cobertura de eventos deportivos. La Agencia Aeroespacial de Estados Unidos, NASA, los usa para volar al ojo de huracanes y ampliar sus conocimientos en meteorología.
Uso comercial
Los drones se están convirtiendo en la nueva alternativa para los comercios que apuestan por una mayor introducción de la tecnología en sus negocios. Algunos establecimientos de Philadelfia comenzaron a potenciar su uso. Una lavandería está enviando las prendas por el aire y algunas pizzerías y bares estudian empaquetar la comida y hacerla volar hasta sus clientes.
En Londres, iTray -un prototipo minidrone- sirve la comida a sus clientes en bandejas voladoras, sostenidas por un diminuto dispositivo volador y controlado a distancia por los camareros.
Regulación
De momento, el uso de estos aparatos por parte de usuarios privados no está regulado en la mayoría de los países occidentales. Por lo general, sólo se autoriza el uso por parte de determinadas autoridades públicas. O, como en el caso alemán, se permite un uso privado muy restringido, sustancialmente para aparatos de tamaño muy reducido, que vuelen a baja altura y a la vista del operador.
Limitaciones
Los drones, por supuesto, tienen limitaciones: son vulnerables a ser derribados en cuestión de segundos al entrar a cualquier espacio equipado con defensas antiaéreas.
Se cree que una forma de hacer los drones más poderosos es el desarrollo de máquinas mucho más grandes, capaces de volar largas distancias a gran velocidad. Ya se han construido una serie de "superdrones" experimentales. Entre ellos se encuentran el X-47 de Northrop Grumman y el Taranis, de BAE Systems.
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