Solar Impulse, el avión solar desarrollado desde 2005 en Suiza, ya está de viaje en Estados Unidos, en una gira de entrenamiento para realizar su meta de dar la vuelta al mundo en 2015.
El convoy solar suizo ha partido de San Francisco, el pasado 3 de mayo, con Bertrand Piccard al mando para completar la primera etapa de sus vuelos de costa a costa a través de Estados Unidos, con una primera parada en Phoenix. André Borschberg se encargará de la última etapa que culminará en el aeropuerto JFK de Nueva York.
Un video colocado en el portal de la expedición muestra al piloto Bertrand Piccard mientras sonreía poco después del aterrizaje y saludaba con la mano a los presentes. “Es un poco como estar en un sueño”, dijo Piccard al bajarse del avión.
El aeroplano solar más avanzado del mundo, el "Solar Impulse" recorrerá desde la Bahía de San Francisco hasta el aeropuerto de JFK de Nueva York, su destino final, hasta principios de julio, con diversas escalas en Phoenix, Dallas y Washington, DC.
Entre Dallas y Washington, el avión también se detendrá en una de estas ciudades Atlanta, Nashville o St. Louis. Cada etapa de vuelo durará entre 20 y 25 horas, con paradas de 10 días en cada ciudad.
“Todos los grandes pioneros del siglo XX han tratado de volar de costa a costa en Estados Unidos”, dijo Piccard, uno de los creadores del avión, antes del vuelo. “Así que ahora estamos intentándolo, pero con energía solar, sin combustible, en el primer avión capaz de volar día y noche propulsado solamente por energía solar”.
André Borschberg y Bertrand Piccard, cofundador y presidente del Solar Impulse, respectivamente, manifestaron que están cerca de ser capaces de poner en marcha los vuelos sin escalas, necesarias para dar la vuelta al mundo. Objetivo que mantienen para dentro de dos años.
Sin embargo, la misión de los creadores del Solar Impulse, no es sólo establecer récords, sino también promover el uso de tecnologías energéticas a partir de fuentes renovables. Un grupo de 80 socios –entre ellos muchas empresas suizas– ayudó a concebir, construir, probar y hacer volar un prototipo. Y la riqueza que obtuvieron a nivel investigativo superó largamente sus aspiraciones originales.
Están comprometidas miles de personas, entre las que se encuentran James Cameron, Buzz Aldrin, al Gore, Richard Branson, Elie Wiesel y Erik Lindbergh, quienes apoyan la iniciativa de "Generation Clean" para animar a los Gobiernos y empresarios a tomar decisiones que impulsen las tecnologías limpias y la energía sostenible.
Nuevo solar
En la Suiza francófona, lejos de los aplausos y las cámaras, está en marcha la construcción del que será el nuevo Solar Impulse HB-SIB. Para los socios del avión solar y su asesor científico, la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), esta aeronave es un compendio de retos tecnológicos, uno de ellos, encontrar los materiales idóneos para su construcción.
Características
El avión propulsado por un motor eléctrico y alimentado por energía solar, gracias a sus 12.000 celdas fotovoltaicas distribuidas en las alas que permiten cargan las baterías puede volar tanto de día como de noche, sin necesidad de utilizar combustibles fósiles.
Con la envergadura de un Airbus A340 y el peso de un auto utilitario, permite alcanzar una velocidad de crucero de 70 kilómetros por hora.
El diseño del avión tiene sus limitaciones y el fuselaje del avión es bastante ligero, un aspecto que lo hace vulnerable a los cambios meteorológicos, lo que podría suponer un problema para su gira mundial.
Alrededor del 2 por ciento de las emisiones de carbono del mundo son de la industria aeronáutica, es por ello que la búsqueda de nuevas vías que permitan compatibilizar el transporte aéreo con el desarrollo sostenible se hace imprescindible.
Sin una gota de gasolina
El Avión solar (HB-SIA) es un proyecto ubicado principalmente en Suiza para construir un avión que pueda volar únicamente con la energía solar, tanto de día como de noche. El prototipo puede volar durante el día propulsado por los paneles solares que cubren sus alas, a la vez que carga las baterías que le permitirán mantenerse en el aire durante la noche, lo que le da una autonomía casi ilimitada.
El proyecto está dirigido por los pilotos Bertrand Piccard y André Borschberg. Las primeras estimaciones suponían un peso de 1500 kg, con una envergadura de alas de 61 metros, debido a la gran superficie requerida para instalar las 12.000 células fotovoltaicas.
El proyecto Impulse, que comenzó en 2005, consiste en lograr que la aeronave dé la vuelta al mundo sin escalas, con energía renovable y sin combustible fósil. Tiene un costo aproximado de 90 millones de dólares y experimentó problemas por falta de financiación.
Los primeros vuelos de prueba se realizaron en 2009 y se espera que el 2015 se realice el proyecto de circunvalación al planeta Tierra. No se trata de un avión pensado para el transporte de pasajeros o mercancías, sino para “transportar mensajes”.
El siguiente paso previsto consistirá en construir un aeroplano similar al ya existente, pero con mejoras técnicas y una cabina mayor para que el piloto pueda pasar más horas en mejores condiciones.
Pruebas futuras de Impulse Solar
A diferencia de los aviones tradicionales, el Solar Impulse no posee ningún remache. Todas sus partes están pegadas entre sí.
Por ello, en la búsqueda de un material ultraligero pero de alta durabilidad, los ingenieros involucrados en el proyecto han tenido que rebasar los límites de los materiales existentes para desarrollar el nuevo tipo de composite –resina compuesta- que necesitan.
Un reto que asumieron Décision SA y North TPT, de Lausana que trabajan con la EPFL. Construyeron las ultraligeras estructuras del fuselaje, la cabina y las alas del HB-SIA, el prototipo del Solar Impulse que sobrevuela por EEUU.
Tardaron un año en obtener el diseño óptimo de la estructura de fibras de carbono, confeccionadas a base de láminas de carbono, con un peso de 93 gramos por metro cuadrado.
Bertrand Cardis, director de Décision, dijo que hacer los paneles individuales del fuselaje del nuevo Impulse es un trabajo artesanal. “Hablamos de 6.000 horas de trabajo por cada pieza”, señala.
INVESTIGACIÓN
El deseo de volar está presente en la humanidad desde hace siglos, y a lo largo de la historia del ser humano hay constancia de intentos de volar que han acabado mal. Algunos intentaron volar imitando a los pájaros, usando un par de alas elaboradas con un esqueleto de madera y plumas, que colocaban en los brazos y las balanceaban sin llegar a lograr el resultado esperado.
Muchas personas decían que volar era algo imposible para las capacidades de un ser humano. Pero aun así, el deseo existía, y varias civilizaciones contaban historias de personas dotadas de poderes divinos, que podían volar.
El ejemplo más conocido es la leyenda de Ícaro y Dédalo, que encontrándose prisioneros en la isla de Minos, se construyeron unas alas con plumas y cera para escapar. Ícaro se aproximó demasiado al Sol y la cera de las alas comenzó a derretirse, haciendo que se precipitara en el mar y muriera. Esta leyenda era un aviso sobre los intentos de alcanzar el cielo, semejante a la historia de la Torre de Babel en la Biblia, y ejemplifica el deseo milenario del hombre de volar.
La historia moderna de la aviación es compleja. Durante siglos se dieron tímidos intentos por alzar el vuelo, fracasando la mayor parte de ellos, pero ya desde el siglo XVIII el ser humano comenzó a experimentar con globos aerostáticos que lograban elevarse en el aire, pero tenían el inconveniente de no poder ser controlados.
Ese problema se superó ya en el siglo XIX con la construcción de los primeros dirigibles, que sí permitían su control. A principios de ese mismo siglo, muchos investigaron el vuelo con planeadores, máquinas capaces de sustentar el vuelo controlado durante algún tiempo, y también se comenzaron a construir los primeros aeroplanos equipados con motor, pero que, incluso siendo impulsados por ayudas externas, apenas lograban despegar y recorrer unos metros. No fue hasta principios del siglo XX cuando se produjeron los primeros vuelos con éxito.
El 17 de diciembre de 1903 los hermanos Wright se convirtieron en los primeros en realizar un vuelo en un avión controlado, no obstante algunos afirman que ese honor le corresponde a Alberto Santos Dumont, que realizó su vuelo el 13 de septiembre de 1906.
A partir de entonces, las mejoras se fueron sucediendo, y cada vez se lograban adelantos sustanciales que ayudaron a desarrollar la aviación hasta tal como la conocemos en la actualidad.
Los diseñadores de aviones se siguen esforzando en mejorar continuamente las capacidades y características de éstos, tales como su autonomía, velocidad, capacidad de carga, facilidad de maniobra o la seguridad, entre otros detalles.
Las aeronaves han pasado a ser construidas de materiales cada vez menos densos y más resistentes. Anteriormente se hacían de madera, en la actualidad la gran mayoría de aeronaves emplea aluminio y materiales compuestos como principales materias primas en su producción.
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