domingo, enero 13, 2013

Los pilotos del desierto

DESTACADOS | UN SELECTO GRUPO DE PILOTOS BOLIVIANOS HA SIDO ESCOGIDO PARA VOLAR EN LA MEJOR AEROLÍNEA DEL MUNDO, EN EL LEJANO QATAR. ÉSTAS SON SUS HISTORIAS.

Por si quedase alguna duda sobre la reconocida temeridad y excepcional capacidad de los pilotos bolivianos, hoy su fama llega a la tierra de las mil y una noches. Son 14 hombres que surcan los cielos de estos lejanos destinos a bordo de naves impresionantes valoradas en cientos de millones de dólares y auspiciadas por la mejor aerolínea del mundo.

Los cuatro que entrevistamos para este reportaje en OH! tienen mucho en común, la mayoría son cochabambinos y casi todos son ex tripulantes de la extinta línea área bandera del país, el Lloyd Aéreo Boliviano, cuna de excelentes pilotos. Cuando la aerolínea quebró, estos debieron buscar nuevas oportunidades. Qatar Airways logró convencer a más de una docena de ellos, y uno por uno fueron llegando a la misteriosa tierra de las dunas de arena, los camellos, los jeques y el petróleo, considerado uno de los países más ricos del mundo.

Pero la aventura no ha sido fácil, ni para ellos ni para sus familias. Ellos, sus esposas y sus hijos han debido acostumbrarse a una cultura totalmente distinta a la nuestra, lo que incluye costumbres, leyes, comida, religión y hasta vestimenta diferente y algunos aún están en pleno proceso de adaptación. Es el caso de Mario Gamarra, uno de los pilotos que recién han llegado a Qatar y que vuela hace 25 años.

Mario y su familia todavía no cumplen un año en Doha, ciudad capital de Qatar, pero pareciera que son vecinos del lugar desde hace mucho porque para ellos adaptarse es un tema de actitud, “Lo más complicado es vivir en una cultura tan diferente, dónde un viernes es un domingo nuestro y dónde en verano estás expuesto a temperaturas arriba de 50 grados. No es un país fácil, pero tampoco imposible.

Como todo en la vida requiere un proceso de adaptación con sus altibajos y la actitud positiva juega un papel importante”, dice Mario.

Para Miguel Quiroga, piloto desde hace 30 años, quien llegó a Qatar gracias a su compañero Jimmy Luzio, el primero en trabajar en este país, profesionalmente no hay punto de comparación entre trabajar para la aerolínea qatarí y haberlo hecho en la extinta línea boliviana LAB, “por el tipo de aviones, las rutas, los salarios, un excelente seguro médico, etc. Familiarmente el llegar a Qatar nos ha servido mucho para convivir más con nuestros hijos, cuando llegamos ellos tenían 11 y 13 años, y éramos sólo los cuatro. Hemos podido viajar e ir a muchos lugares y nos hemos unido mucho. Es más duro para las esposas porque ellas están acá las 24 horas mientras nosotros viajamos. Si este lugar se pone pesado uno sale ‘volando’, pero las mujeres no pueden hacer eso y es un poco más difícil hasta que logran adaptarse y hacer su grupo”.

Para otro de los “veteranos”, Juan Carlos Landaeta, en el aire desde hace 28 años y en Qatar desde hace siete, el cambio no ha sido fácil pero ha valido el esfuerzo, “no importa de dónde vengas ni a dónde vas, el ser humano por naturaleza es reacio al cambio, pero luego de vivir un par de años por acá, te acostumbras y adaptas sin problema, además estamos en un país que ofrece muchas ventajas que hacen la adaptación más fácil.”

Por su parte Christian Hoz de Vila, piloto hace 20 años, quien llegó a Qatar desde hace seis y que tiene un hijo nacido en ese país, dice que pensó que el cambio iba a ser más complicado, “sin embargo fue muy interesante y el proceso bastante fácil. Tal vez depende de la forma que tú quieres que sea y cuán dispuesto estás a adaptarte. Estos seis años hasta ahora son una aventura increíble”.

NO TODO ES DULCE...

Pero contrario a lo que se piensa, la profesión de piloto de aviones no es romántica ni mucho menos fácil. Los pilotos están sometidos a mucho estrés, a un cambio continuo de horarios y de ritmos de descanso, a un entrenamiento exigente, a pruebas y exámenes constantes y a estar lejos de sus familias. “Lo más difícil creo yo, es saber mantener un equilibrio entre la carrera y la familia. Este trabajo demanda mucho tiempo y te mantiene alejado en circunstancias que muchas veces se cruzan con acontecimientos familiares. Por otro lado, el trabajo en sí es muy demandante. Cada 6 meses tenemos un riguroso examen médico, un examen de conocimientos específicos, y una prueba de simulador de vuelo. Fallas en cualquiera de estas instancias, y hasta ahí llegó tu carrera, si lo haces bien, simplemente renovaste tu derecho a practicar tu profesión por los próximos seis meses, cuando tendrás que hacerlo todo nuevamente”, cuenta Juan Carlos Landaeta.

Mario Gamarra asegura que ser piloto le exige esfuerzo y estudio constante, “todo ello para poder estar dentro de los rigurosos estándares internacionales, adicional al gran sacrificio de tiempo familiar, dado que uno de los aspectos más difíciles de ser piloto es el de perder la oportunidad de compartir con la familia fechas especiales. Otro tema es el desgaste físico debido a los vuelos nocturnos y cambios de huso horario.” Christian Hoz de Vila lo secunda, “lo más difícil es el tiempo que pasas de un lugar a otro, lejos de las personas que más quieres, de casa, de tu ambiente, siempre cambiando, muchas veces sin feriados ni fiestas. Necesitas tener la vocación para que todo esto no te afecte ni a ti ni a tu familia.”

“Lo más difícil es acomodarse a tanto cambio de horario, no es que te acostumbras a volar de noche y dormir de día, no es así. Tienes que acostumbrar tu cuerpo, tu reloj biológico a todo ello para que no te desgaste”, dice Miguel Quiroga.

¿RUTINA? ¡NUNCA!

Sin embargo, es evidente que son más los pros que los contras. Estos hombres son muy bien considerados dentro de la empresa lo que hace que ganen de acuerdo a su nivel y que puedan ofrecerles a sus familias oportunidades que no podrían hacer si tuviesen otra profesión o la ejercieran en otro lugar. Juan Carlos Landaeta dice que lo más satisfactorio es poder darle a la familia la oportunidad de conocer otros mundos, otras culturas y otras realidades. “En lo profesional, el estar al mando de un avión de última generación, con 350 pasajeros, en un vuelo transatlántico es para cualquier piloto una gran satisfacción y orgullo.”

Para Gamarra lo más satisfactorio de esta profesión es el tener la oportunidad de conocer diferentes países, culturas, personas, interactuar con ellas y tener una vivencia en común, “esto constituye un gran crecimiento y aprendizaje como persona.” Hoz de Vila asegura que son muchas las satisfacciones, pero que algunas son sólo posibles de entender luego de volar por primera vez, “tu vida y la de tu pareja es dinámica, no tienes una rutina, conoces el mundo, culturas diferentes, mucha gente nueva, puedes ver los amaneceres y atardeceres más hermosos desde un lugar privilegiado, la cabina de comando de tu avión”.

“Llegas a lugares hermosos, tienes buenos hoteles, tienes un par de días de descanso que son muy reconfortantes y ya en casa también puedes tener varios días libres. El tema de las vacaciones es bueno además porque tenemos desde un comienzo 42 días”, cuenta Quiroga.

Además, para estos hombres aventureros, la rutina no entra dentro de su esquema, todos afirman que esta palabra no encaja en esta profesión, “cada día y cada vuelo son muy diferentes, nos regimos con procedimientos estandarizados que se cumplen al inicio, durante y al finalizar el vuelo. En todo momento contamos con el respaldo operativo de la compañía”, cuenta Gamarra.

“No existe la rutina en mi día a día, siempre es diferente, nuevo destino, diferente gente en el trabajo, diferente clima y diferentes horarios. Cuando viajas por varios días acomodas tus actividades y cuando vuelves a casa es como si fuera siempre fin de semana y tratas de tener calidad de tiempo”, dice Hoz de Vila.

Landaeta asegura que si la carrera fuera rutinaria, no la habría escogido. “En nuestra línea de trabajo no existe la rutina; un día de trabajo acá es muy similar al de cualquier piloto en cualquier línea aérea: dos horas antes del vuelo en operaciones revisas con tu tripulación de comando la documentación pertinente al vuelo, coordinas la cantidad de combustible que requieres para tu vuelo, haces un informe con tu tripulación de cabina, te diriges a tu aeronave, y realizas tu vuelo. Todo está súper estandarizado, y tienes el apoyo logístico de la empresa en todo momento, desde antes, durante y al finalizar el vuelo”.

“MI LLJAJTA QUERIDA”

Pero como buenos cochabambinos, una parte de sus corazones se ha quedado en la Llajta. Aunque trabajar en la mejor aerolínea del mundo tiene sus grandes ventajas, estos pilotos añoran su tierra, su familia, y sus amistades. Miguel Quiroga extraña a sus padres, Gamarra añora además el sentido de pertenencia a su país, y Hoz de Vila y Landaeta hablan con gusto y nostalgia de la comida. “El verde de nuestra Llajta es algo que uno aprecia luego de estar en el Medio Oriente, y finalmente, y no en este orden específicamente extraño ¡¡¡La comida!!!”, dice Landaeta, y es evidente que habla por todos.

• OH! agradece especialmente la colaboración invalorable de la periodista Leticia Jordán para la elaboración de este reportaje.


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