Después de tres décadas de presencia en la Antártida, donde ya tiene cuatro bases polares, China ha decidido dotarse de un avión de ala fija, un Basler BT-67, para mejorar sus recursos para explorar el continente helado, donde hasta ahora opera solo con un buque y su helicóptero de a bordo.
Hasta ahora los científicos chinos se desplazan hasta el Polo Sur en el único rompehielos que tiene en activo el país por el momento, el "Xuelong" ("Dragón de Nieve"), y en ocasiones utilizan el "Xieying" ("Águila de Nieve"), el helicóptero del barco, un Kamov Ka-27 de fabricación rusa.
Sin embargo, China espera recibir, hacia octubre de 2015, un BT-67 para sus operaciones antárticas, lo que le permitirá tener una mayor autonomía en la Antártida, explicó a Efe Zhang Tijun, director de operaciones de las estaciones del Instituto de Investigación Polar de China.
Con este avión, una versión mejorada de otro modelo clásico estadounidense de transporte, el DC-3, con dos turbohélices, espacio para hasta 38 pasajeros y capacidad para unas 5,9 toneladas de carga, la autonomía de China en el Polo Sur pasará del máximo de 350 kilómetros que podría cubrir el "Xieying" hasta 2.400 kilómetros.
Aunque Pekín empezó a explorar la Antártida en 1984, hasta ahora no se había dotado de un avión adecuado para el transporte rápido de personal y carga en la zona, lo que cada vez es más necesario, dijo, ya que entre sus bases polares de Zhongshan y Kunlun hay unos 1.300 kilómetros, lo que supondría unos 17 días en trineo mecanizado.
En caso de emergencia o de tener que transportar heridos, por ahora China no tendría más remedio que pedir ayuda a bases vecinas, con el riesgo para el aparato ajeno que eso pudiera suponer, y la falta de garantías para el equipo científico chino de que puedan recibir esa ayuda en el momento necesario, señaló Zhang.
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