El teniente José Andrés Araníbar Solano (32), piloto de la nave de instrucción que se precipitó a tierra la tarde del jueves y provocó su muerte y la de su alumno, Javier Viscarra Sempértegui (33), no se contactó con la torre de control del aeropuerto El Trompillo para reportar alguna falla, hecho que genera más interrogantes a los investigadores sobre la causa del siniestro.
El aparato se estrelló alrededor de las 18:30 en un campo abierto situado detrás del colegio Berea, por el km 7 de la ruta a La Guardia. El fuerte impacto causó el deceso de ambos tripulantes de forma casi instantánea.
El comandante de la Tercera Brigada Aérea con asiento en Santa Cruz, coronel Erwin Bonilla, informó de que el teniente Araníbar era miembro activo de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB), pero en el momento del percance cumplía tareas como instructor civil en una escuela de aviación, por lo tanto, la entidad castrense deslindó responsabilidad.
“Quiero aclarar que la FAB no tiene ninguna responsabilidad en el accidente, pues el teniente estaba cumpliendo trabajo fuera de la institución. La FAB emite normas para que nuestros tripulantes que quieran realizar actividades de vuelo cuenten con la licencia de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) y la autorización del comando de la FAB; desgraciadamente el teniente no contaba con esa autorización”, explicó Bonilla.
En Aasana informaron de que la nave CP-1807 despegó a las 17:26 rumbo a las Lomas de Arena y no volvió a tener contacto con la torre de control, cuyo responsable llamaba al piloto, pero no había respuesta. A las 18:43 Aasana recibió una llamada de uno de los helicópteros de la Policía que reportó la caída del aparato luego de verificar desde lo alto el trágico suceso.
La FAB se hizo cargo de los gastos funerarios de las víctimas. Araníbar, natural de Tarija, será enterrado en Santa Cruz, mientras que Viscarra fue trasladado ayer a su natal La Paz.
Araníbar tenía 10 años como piloto. Deja a su esposa y dos hijos de un año y de siete. La familia pidió que el caso se indague con transparencia, pues cree que el percance no se debió a fallas humanas.
Viscarra era ingeniero comercial y su máxima aspiración era ser piloto; solo le faltaban cinco horas de vuelo para graduarse como tal. Deja una niña de seis años
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