La Superintendencia de Transportes manifiesta que, además del tipo de las aeronaves que se utiliza en Bolivia, otro factor que incide de forma determinante en la fijación de las tarifas es el tipo de rutas en que opera cada aerolínea.
Por lo mismo, reconoce que el costo de los pasajes de avión puede resultar elevado para gran parte de la población boliviana, pero sólo en determinadas rutas, como son las del eje troncal (La Paz-Cochabamba-Santa Cruz), que son las más rentables porque registran un alto tráfico de pasajeros.
Dice que en el país hay otras rutas que resultan más complicadas en términos operacionales y cuyas tarifas no resultan tan elevadas, como es La Paz-Sucre, que, por las condiciones geográficas del aeropuerto capitalino, no permite a las aerolíneas comerciales obtener rentabilidad por sus servicios.Sostiene que, aun a pesar de las pérdidas económicas generadas por esta ruta, AeroSur -como, en su momento, el LAB- la opera con regularidad, echando mano de las utilidades percibidas por las rutas redituables para mantenerla vigente sin alterar las tarifas.
“En la industria aeronáutica es permitido que pueda haber subsidios cruzados, de unas rutas a otras, con el afán de captar pasajeros en todos los mercados”, subraya.
Afirma que las aerolíneas bolivianas bien podrían prescindir de estos subsidios cruzados si dispusieran de otro tipo de aviones, de menor capacidad y más eficientes en cuanto a consumo de combustible, para operar en las rutas que no resultan rentables.
Asevera que, incluso en rutas cortas pero rentables como Cochabamba-Santa Cruz, de no más de 35 minutos de vuelo, las líneas aéreas bien podrían operar con aeronaves más eficientes que el Boeing 727-200, cuyo consumo de combustible es mucho mayor cuando despega y aterriza que cuando alcanza su nivel crucero.
“Lamentablemente, en Bolivia nos hemos malacostumbrado a volar estas rutas cortas con aviones jet, y en estas rutas el nivel de crucero se alcanza en cinco minutos y ya tiene que despegar”, analiza. Precisa que, en otros países, las rutas cortas como Cochabamba-Santa Cruz son operadas por aviones de turbo-hélice, de 60 a 70 pasajeros, que ofrecen también seguridad y, sobre todo, mayor eficiencia operativa.
Rebaja de tarifas
Pórcel explica que la fijación de tarifas para el servicio de transporte aéreo está condicionada por el nivel de eficiencia con que opera cada una de las aerolíneas del sistema aeronáutico comercial.
En este sentido, afirma que la pretensión del Gobierno de abaratar los costos de los pasajes, en la perspectiva de ampliar el acceso al servicio de transporte aéreo, podrá ser materializada en la medida en que habilite aviones con un más alto nivel de eficiencia que los empleados por las empresas comerciales como el LAB o AeroSur.
A manera de ilustrar su afirmación, refiere que un Boeing 727-200 -muy común en Bolivia- consume entre un 20 y 30 por ciento más de combustible que un Boeing 737-300 -una tecnología más eficiente- y, por tanto, le demanda a la aerolínea que opera con él un gasto bastante superior, luego transferido al costo de los pasajes.
“Aunque no sabemos con qué tipo de aviones va a entrar (a operar) la aerolínea estatal, definitivamente, este emprendimiento tiene que analizar el tema de ser más eficiente para poder captar mercado”, señala.
Por lo mismo, reconoce que el costo de los pasajes de avión puede resultar elevado para gran parte de la población boliviana, pero sólo en determinadas rutas, como son las del eje troncal (La Paz-Cochabamba-Santa Cruz), que son las más rentables porque registran un alto tráfico de pasajeros.
Dice que en el país hay otras rutas que resultan más complicadas en términos operacionales y cuyas tarifas no resultan tan elevadas, como es La Paz-Sucre, que, por las condiciones geográficas del aeropuerto capitalino, no permite a las aerolíneas comerciales obtener rentabilidad por sus servicios.Sostiene que, aun a pesar de las pérdidas económicas generadas por esta ruta, AeroSur -como, en su momento, el LAB- la opera con regularidad, echando mano de las utilidades percibidas por las rutas redituables para mantenerla vigente sin alterar las tarifas.
“En la industria aeronáutica es permitido que pueda haber subsidios cruzados, de unas rutas a otras, con el afán de captar pasajeros en todos los mercados”, subraya.
Afirma que las aerolíneas bolivianas bien podrían prescindir de estos subsidios cruzados si dispusieran de otro tipo de aviones, de menor capacidad y más eficientes en cuanto a consumo de combustible, para operar en las rutas que no resultan rentables.
Asevera que, incluso en rutas cortas pero rentables como Cochabamba-Santa Cruz, de no más de 35 minutos de vuelo, las líneas aéreas bien podrían operar con aeronaves más eficientes que el Boeing 727-200, cuyo consumo de combustible es mucho mayor cuando despega y aterriza que cuando alcanza su nivel crucero.
“Lamentablemente, en Bolivia nos hemos malacostumbrado a volar estas rutas cortas con aviones jet, y en estas rutas el nivel de crucero se alcanza en cinco minutos y ya tiene que despegar”, analiza. Precisa que, en otros países, las rutas cortas como Cochabamba-Santa Cruz son operadas por aviones de turbo-hélice, de 60 a 70 pasajeros, que ofrecen también seguridad y, sobre todo, mayor eficiencia operativa.
Rebaja de tarifas
Pórcel explica que la fijación de tarifas para el servicio de transporte aéreo está condicionada por el nivel de eficiencia con que opera cada una de las aerolíneas del sistema aeronáutico comercial.
En este sentido, afirma que la pretensión del Gobierno de abaratar los costos de los pasajes, en la perspectiva de ampliar el acceso al servicio de transporte aéreo, podrá ser materializada en la medida en que habilite aviones con un más alto nivel de eficiencia que los empleados por las empresas comerciales como el LAB o AeroSur.
A manera de ilustrar su afirmación, refiere que un Boeing 727-200 -muy común en Bolivia- consume entre un 20 y 30 por ciento más de combustible que un Boeing 737-300 -una tecnología más eficiente- y, por tanto, le demanda a la aerolínea que opera con él un gasto bastante superior, luego transferido al costo de los pasajes.
“Aunque no sabemos con qué tipo de aviones va a entrar (a operar) la aerolínea estatal, definitivamente, este emprendimiento tiene que analizar el tema de ser más eficiente para poder captar mercado”, señala.
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