lunes, mayo 23, 2016

Los “habitantes” de Alcantarí



A siete días del inicio de operaciones del aeropuerto Alcantarí, decenas de personas han tenido que adecuar su rutina a los horarios que exige la nueva terminal.

CORREO DEL SUR visitó Alcantarí para conocer algunos servicios alternativos con los que puede encontrarse el pasajero o visitante, y compartir historias de trabajadores de iniciativas privadas que también aportan con sugerencias para el mejoramiento del flamante aeropuerto.

Al aeropuerto le faltan todavía un equipo de aproximación de alta precisión ILS y el carro bombero que estarán a fin de año o en los primeros meses de 2017, según el compromiso de autoridades, al margen de escaleras eléctricas, ascensores internos y puertas automáticas, parte de los requisitos para calificar como internacional.

Ana Choque Chocolates Taboada
Para llegar a su fuente de trabajo, Ana tiene que levantarse de madrugada y atender a su pequeña hija antes de tomar un taxi rumbo a la parada de los trufis del aeropuerto.

“Para ir en micro tendría que salir más temprano de casa pero tendría menos tiempo para estar con mi hija”, comparte la vendedora que trabaja de 8:00 a 18:15 todos los días de la semana. Lo bueno es que descansa dos semanas completas cada mes.

Otra prestación que le ofrecen es el pago de su transporte de Bs 16 cada día más Bs 15 para su almuerzo. “Almuerzo afuera y le compro a la señora que viene desde Sucre a vender su comidita. En el restaurante de adentro no me alcanzaría”, admite Ana.

Amparo Rosales Chocolates Para Tí
Amparo debe estar en pie a las 6:00 para poder salir de su casa a las 6:30 y tomar el trufi de las 7:00. Algunas veces llega tarde porque el conductor del minibús espera a que se llene de pasajeros, lo que le ocasiona un retraso de hasta 15 minutos.

Abre la tienda a las 8:00 y trata de salir hasta las 18:15 para alcanzar el último trufi. Así llega a su casa pasadas las 19:30.

“Alguna vez nos quedamos sin trufi y pagar un taxi resulta caro. Entre varios tuvimos que hacernos rebajar”, cuenta.
Alguna vez se prepara una merienda, pero no almuerza.

Hay una tercera chocolatería presente, Chocolates Sucre, que el día de la visita se demoró en abrir.

Roberta Cerezo Tienda de ropa de Awaj Warmi
Roberta fue contratada exclusivamente para atender la tienda del aeropuerto, donde acude cada día desde las 8:00 hasta aproximadamente las 18:00.

En los pocos días de trabajo comenta que sus clientes han sido todos extranjeros. Se siente cómoda con los horarios porque vive cerca de la parada de minibuses. “Seguramente otros tienen que pagar taxi para llegar a tomar el trufi a tiempo”, dice. Lo único que le desagrada es el frío de la zona.

Si compra comida en Alcantarí lo hace afuera por el precio, aunque prefiere cocinar algo con su prima, la vendedora de Sombreros Sucre. Quisiera que la plaza de comidas pueda hacerle un precio especial para, eventualmente, poder adquirir su almuerzo allí.

Sabino Condori Taxista independiente
En el trayecto de su primer viaje a Alcantarí, el taxista de 25 años con diez en el oficio no está seguro de llevar regularmente pasajeros al aeropuerto. Calcula que gastará 20 bolivianos en gasolina, cerca de Bs 10 en peajes, además del desgaste de la máquina en los aproximadamente 45 kilómetros de recorrido.

No obstante, elogia el camino que no tiene un solo bache y sobre todo la parte de la vía de acceso al aeropuerto que se ensancha en cuatro carriles.

Adela y Alberto Aguilar Dulcería, revisteria y puesto de periódicos
La pareja trabajó durante 12 años en el aeropuerto Juana Azurduy de Padilla, de donde el traslado sucedió de un día para otro. Al menos, ellos lo sintieron así porque desde el año pasado les decían que tenían que irse a la nueva terminal y no pasaba nada.

Viven en la zona de La Madona y se levantan a las 5:00 para recoger periódicos y salteñas e ir a su fuente de trabajo en vehículo propio.
Abren a las 7:45 y cierran a las 19:00, los siete días de la semana.

Aún no saben cuánto pagarán de alquiler porque no tienen un contrato firmado con la Administración de Aeropuertos y Servicios Auxiliares a la Navegación Aérea (AASANA). Su tienda mide 16 metros cuadrados y tiene una surtida oferta de refrescos, dulces, revistas y periódicos.

“Al Azurduy (antiguo aeropuerto) veíamos venir a toda la familia, hasta al perro traían para despedir o recibir a un ser querido. Aquí no creo que vengan por la distancia y el frío”, concluyó Adela Gonzáles de Aguilar.

Virgilia, Jorge y Kathia Durán Laime Café Bar “Kathy”
El cafecito de 12 metros cuadrados destila un intenso aroma a café expreso. Los propietarios son Virgilia Laime de 23 años y su esposo Jorge Luis Durán de 22.

Abren a las 7:00 y permanecen en el aeropuerto hasta las 18:00 con su hija Kathia, de apenas un año y dos meses de edad.

Ya tenían su cafecito en el antiguo aeropuerto donde pagaban 150 bolivianos por el metro cuadrado. En Alcantarí quieren cobrarles Bs 250, razón por la cual mandaron una carta al jefe de ASSANA para que les haga una rebaja. Están a la espera de su respuesta.

Como éste, hay dos espacios más para cafés. Cada uno mide 16 metros cuadrados. Llama la atención que no tengan pilas de agua.

Otro problema en la plaza de comidas es que no hay acceso exclusivo para el personal de servicios y los adjudicatarios tienen que pasar por entre las mesas con garrafas, ollas o canastas de víveres.

Mariana y Ruth Luján La tradición de las 7 Lunares
Madre e hija han llevado la tradición de los embutidos artesanales chuquisaqueños desde el mercado Central hasta la plaza de comidas del aeropuerto Alcantarí.

A días de haberse instalado, están buscando personal de apoyo.

Lamentan que en el segundo piso de la terminal les corten el agua todos los días, incluso desde la mañana, como sucedió el día de la visita de CORREO DEL SUR, razón por la cual tienen que llevar el agua en bidones y la verdura lavada y desinfectada en casa.
Asimismo, observan el precario mobiliario de la plaza de comidas, que debiera ser más sólido y moderno. Alguna de las sillas de madera ya se rompió.

Tampoco hay quien esté pendiente de la limpieza. El día de la visita, el piso tenía una visible capa de polvo, por lo que sugieren a ASSANA asignar personal.

La plaza de comidas tiene capacidad para tres restaurantes, de los cuales sólo dos funcionan. El otro es el “Aeropuerto” que se mudó del Juana Azurduy de Padilla; está atendido por tres personas que se mostraron reservadas.

Felicidad Villalba Vendedora de Sombreros Sucre
Felicidad trabajaba en la tienda de la calle Ravelo hasta que la asignaron al aeropuerto Juana Azurduy de Padilla para hacer turnos. Al haber mejorado las ventas de la tienda en ese punto, la empresa no la movió más, aunque no oculta sus deseos de volver a trabajar en el centro.

Como el resto de las tiendas, abre a las 8:00 y cierra a las 18:00 o máximo hasta las 18:40. No quiere quedarse hasta más tarde porque los minibuses sólo trabajan hasta esa hora y le resulta muy caro pagar taxi, así sea compartido.

Cuenta que un día no tenía qué comer y logró un descuento en la plaza de comidas hasta 25 bolivianos el plato, lo que de todas maneras le parece excesivo para su presupuesto, por lo que prefiere cocinar en casa y llevar su almuerzo al trabajo.
Felicidad trabaja de lunes a domingo.

Transporte a alcantarí
Distancia, costo y tiempo para llegar al aeropuerto
En los hechos, un taxi en la calle puede cobrar de 60 a 70 bolivianos –este precio generalmente lo cobran radiotaxis que arguyen el servicio de puerta a puerta–, pese a que la Gobernación de Chuquisaca definió por decreto una tarifa de Bs 50.

CORREO DEL SUR registró su viaje para que sea de utilidad a quienes aún no utilizaron el servicio.
7:44 Partida en taxi desde el centro de la ciudad
8:00 Llegada a la tranca de Khochis (el chofer paga Bs 4 de peaje y unos metros más allá tiene que bajar del coche, cruzar la carretera y presentar su licencia al personal de Tránsito. Si no hay fila, tarda dos minutos. Cada auto parado sin conductor genera atasco.
La velocidad del vehículo no supera los 60 kilómetros por hora. En el trayecto se ven conductores imprudentes que adelantan en curva. El control de Tránsito, al menos durante el último viernes, día del recorrido de CORREO DEL SUR, no era visible.
8:19 Arribo a la terminal aérea de Alcantarí. Tiempo total del viaje: 35 minutos.
Para retornar, la fila de taxis da casi la vuelta completa a la playa de estacionamiento; los conductores quieren cobrar 70, 60 o 50 bolivianos. Si se comparte con otros pasajeros se puede pagar algo menos.

Otra opción son los flamantes minibuses del sindicato Villa de La Plata que se ha adjudicado el tramo hacia el nuevo aeropuerto. Cobran Bs 8 y su parada es en la calle Gregorio Donoso, final calle Camargo. Uno de los choferes comenta a CORREO DEL SUR que llena el tanque con Bs 280 y le alcanza para dos días de trabajo. El tiempo total de recorrido es de 45 minutos.

Los vehículos pagan otro peaje de Bs 4 a la salida del aeropuerto Alcantarí.

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