domingo, julio 25, 2010

T-33. La FAB pierde alas

Se comenzaron a fabricar hace 62 años, sólo Bolivia y Canadá los siguen operando, son considerados una reliquia y no podrían competir con ningún otro avión a reactor de nuestros vecinos, pero los Lockheed T-33 son el entrenador a reactor más avanzado que tiene Bolivia y una escalera para que sus oficiales puedan acceder a cursos avanzados fuera de nuestras fronteras. Desde hace dos semanas, a los T-33 se les aplicó ‘medidas cautelares’ porque uno de ellos ‘disparó’ uno de sus cohetes y casi hace blanco en el novísimo Dessault Falcon EX900 Easy que se acaba de comprar la Presidencia del Estado en $us 38,7 millones, un precio nueve veces mayor a los $us 4,6 millones que se erogaron por todos los T-33 en 1973. Con ello, la Fuerza Aérea Boliviana perdió alas y debe esperar a que el Gobierno levante el castigo.
Según fuentes militares citadas en la web aviación boliviana, el incidente del T-33 se dio cuando artillaban una aeronave para una práctica de tiro en Patacamaya. Se trató de un cohete Hydra 70 (F.FAR 2.25) de fabricación argentina que no tenía explosivo.
El 15 de julio, la FAB hizo público un comunicado en el que identifica la nave que sufrió el incidente como la FAB-607, llegada al país en febrero de 1974, de cuya ala izquierda salió disparado el cohete, que atravesó las ventanas de la torre del Servicio Nacional de Aerofotogrametría para estrellarse luego en una casa de la avenida Juan Pablo II de El Alto. Según la FAB, el personal no observó las medidas de seguridad al manipular el armamento.
El Diario Mayor intentó durante la semana saber a cuántos cadetes y oficiales afecta esta suspensión y qué tipo de alternativas tienen los aviadores para su instrucción, pero desde la FAB sólo dijeron, de manera extraoficial, que la medida no durará mucho tiempo.
Y el ‘castigo’ deberá ser levantado antes de un mes, ya que los T-33 están invitados a participar en el ejercicio aéreo entre Bolivia y Brasil que debe realizarse entre el 23 y 27 de agosto.
Bolivia, además de los Lockheed, llevará los turbo hélices Pilatus PC-7 (suizos) que tiene para entrenamiento básico. Por su parte, Brasil aportará con los Super Tucano que utiliza para interceptar las avionetas bolivianas que surcan su espacio aéreo sin autorización.
Con los T-33 en tierra, a la Fuerza Aérea Boliviana le quedan aeronaves de entrenamiento básico, como los PC-7 que, según la página web www.aviacionboliviana.net, sólo quedan tres en condiciones de operar. El resto son avionetas de entrenamiento muy básico, como las 10 DA-40CS que fueron incorporadas el 6 de julio al Colegio Militar de Aviación, que sirven para hacer el curso básico de vuelo y para familiarizarse con el instrumental de última tecnología.
Sin embargo, hasta que Bolivia no incorpore los jets de entrenamiento y ataque ligero Karakorum K-8, de fabricación china, no tendrá reemplazo posible para los T-33.
Según anunció el Gobierno, se pretende incorporar seis aeronaves K-8 (puede llegar a comprar hasta 18 unidades, según Wikipedia), a un costo aproximado de $us 9 millones cada una, para potenciar la lucha antidroga en el país y para entrenar a los pilotos, pero no se ha anunciado cuándo llegarán los primeros aviones.
En 1973, Bolivia compró 12 T-33 en una década en la que la mayoría de sus operadores los comenzaba a sacar de servicio. También adquirió F-86 Sabre, que estuvieron en servicio hasta mediados de los 90. Los T-33 sufrieron varios accidentes provocando al menos cinco muertes en 37 años de servicio. Otros fueron ‘canivalizados’ como repuestos o utilizados para convertirlos en aparatos de instrucción en tierra.
A mediados de los 80 Francia donó otras 18 aeronaves. De las 30 que han surcado los cielos bolivianos, extraoficialmente se conoce que 17 aún son operables, la mayoría corresponde al lote francés recibido en 1985.
Todos fueron actualizados entre 1999 y 2002 en Canadá, ya que la FAB se había quedado prácticamente sin capacidad operativa. El monto de la operación fue cuestionado y la investigación sobre la posible corrupción llega hasta nuestros días. Sin embargo, las mejoras realizadas permiten que los T-33 continúen en vuelo y sean la joya de la pobre corona de la aviación nacional.
Cuando lleguen los K-8, Bolivia tendrá aviones con radar incorporado y tecnología para realizar operaciones nocturnas.

En detalle

- Designación: Biplaza de entrenamiento avanzado y ataque ligero.
- País de origen: Canadá y EEUU
- Velocidad máxima: 1200km/h.
- Velocidad crucero: 966 km/h.
- Alcance: 2150km.
- Techo de servicio: 14.630m
- Envergadura de alas: 11,85m
- Longitud: 11,51m.
- Superficie alar: 21,11m².
- Altura: 3,56m
- Peso vacío: 3.667kg.
- Peso máximo al despegue: 6.571 kg.
- Planta motriz: Turborreactor Rolls-Royce Nene 7 o General Electric J-33-A-35 (2450 kg de empuje).
- Armamento: Dos ametralladoras Browning M-3 Cal. 50” (12.7mm), 907kg de bombas de diverso tipo, 2 puntos duros (extensible a 6) para coheteras M260, M261, 657A, Mamboreta, Pampero, pods de diverso tipo y otros implementos.
n Usuarios actuales: Bolivia y Canadá, en ambos casos modernizados y sólo como entrenadores de vuelo avanzado. México los ‘jubiló’ en 2007, mientras que Ecuador, Paraguay y Uruguay los han alamacenado.

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