Como un acto de buena voluntad pero sin ninguna planificación “a posteriori”, en términos de generar flujo turístico, intercambio comercial y retorno de las inversiones es catalogada la construcción de nuevos aeropuertos en el país, que según los analistas en el tema, a mediano plazo serán subutilizados. El argumento estriba en que terminales aéreas como el de Oruro, Copacabana (de La Paz), Monteagudo (Chuquisaca) y Chimoré (Cochabamba), por el bajo índice del tráfico aéreo existente en el país, ellos quedarán como “elefantes blancos”, sin poder ser aprovechados eficientemente.
"Todo se debe a la falta de un Plan Nacional de Desarrollo (PND), desde el 2011 el Gobierno no ha generado nada más que la Agenda (Patriótica) 2025, que no es más un punteo de intenciones. Entonces, los aeropuertos se los construyen en base a la buena voluntad del Gobierno sin el acompañamiento de un plan sostenible a largo plazo. Las obras solo responden al despilfarro y a la improvisación", señaló el economista Julio Alvarado.
Inversiones millonarias. Según datos del Ministerio de Obras Públicas, a lo largo de los últimos años, el Gobierno ha desarrollado una inversión de Bs 2.276 millones entre ampliación y construcción de nuevas terminales. Solo en construcción, en este momento está aún en proceso la inversión de Bs 873,5 millones, cuyas obras son Chimoré, Oruro y Alcantarí, catalogados como los internacionales. En tanto que los de Monteagudo y Copacabana se los ha clasificado como "turísticos".
Según Juan Luzio, experto en el ámbito del Turismo, lamentó que la importante inversión en infraestructura vial y aeroportuaria en el país, no esté acompañado de una política de apoyo de la promoción turística, con el propósito de que Bolivia sea, en definitiva, un destino turístico y no un anexo de la dinámica turística de los países vecinos. "Las inversiones de cualquier manera son necesarias. Pero desde el punto de vista turístico, algunas obras como el aeropuerto de Oruro, está fuera de contexto para el turismo. De hecho, no hay una política promocional de país", señaló.
Hasta donde conoce El Día, el aeropuerto de Oruro, si bien está operando, es subutilizado comparativamente a su máxima capacidad, dado que solo se reduce a seis vuelos semanales ida y vuelta de la línea aérea Amaszonas, dado que Aerocom, con la interrupción de sus servicios, se redujo la presencia.
En el caso del aeropuerto Tito Yupanqui de Copacabana, según la información de Luzio, en este momento ya es un “elefante blanco”, dado que su construcción se encuentra paralizada. Los motivos reales se desconoce. "Aunque lo hubieran concluido, ya es un elefante blanco", puntualizó.
Falta de visión. Para el economista Germán Molina, el hecho que una inversión millonaria en aeropuertos no garantice un retorno ni siquiera a largo plazo, es atribuible. "Esas inversiones lamentablemente no generan impactos, ingresos cuando carecen de formulación y evaluación del proyecto que implica estudios de mercados. Por tanto se quedarán nomás como “hipopótamos blancos", advirtió.
Por su parte, Jimmy Osorio, economista, manifestó que los recursos públicos, invertidos por parte del Gobierno carecieron de un concepto de eficiencia en el gasto fiscal. "La eficiencia del gasto es muy importante, dado que este tipo de inversiones no son retornables a corto plazo. Amerita planificar y ver cuál es el aporte al desarrollo productivo de un país como en el caso de Chimoré (Chapare), construir un aeropuerto internacional representa mucha inversión cuando aún no se tienen desarrollados: el turismo, el comercio y menos la industria", finalizó.
Otros analistas critican al Gobierno de Evo Morales, por apostar en proyectos “faraónicos” que en definitiva quedan como “elefantes blancos”, subutilizados.
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