Más de 22.700 personas se encuentran afectadas por la suspensión de operaciones anunciada el viernes en la noche por la aerolínea española Spanair, que se enfrenta a una multa de hasta 9 millones de euros por la abrupta cancelación de sus vuelos.
La ministra española de Fomento, Ana Pastor, anunció la notificación a Spanair, el viernes mismo, del inicio de un procedimiento sancionador contra la compañía, sus gestores y administradores.
La aerolínea, integrante desde 2003 de la alianza de compañías aéreas más grande del mundo, Star Alliance, ha podido incurrir en dos infracciones consideradas "muy graves", sancionadas con una multa de hasta 4,5 millones de euros cada una, además de la retirada de licencia.
Otras aerolíneas van al rescate. Spanair ha llegado a un acuerdo con Vueling, Iberia y Air Europa para que hasta el próximo 3 de febrero sus clientes vuelen con una tarifa especial o "de rescate", de entre 60 y 100 euros, en función del destino, y posteriormente la aerolínea les devolverá el dinero de los billetes vendidos.
Los afectados se quejan, sin embargo, de que hay un número limitado de billetes con esos precios y una vez agotados, deben hacer frente a tarifas a precio de mercado, que según la fecha elegida y la clase disponible pueden alcanzar hasta los 500 euros.
La aerolínea, con unos 2.000 trabajadores, una facturación anual de 600 millones de euros y una cuota de mercado del 22%, arrastra una historia de turbulencias económicas con varios expedientes de regulación de empleo y pérdidas millonarias -115,72 millones de euros en 2010-.
La aerolínea española, que sufrió en 2008 un trágico accidente aéreo en el aeropuerto madrileño de Barajas, en el que murieron 154 personas, operaba más de 200 vuelos diarios: el 87% como línea regular (46 rutas nacionales y 12 a distintas ciudades de Europa y África) y el 13% restante como chárter, principalmente en verano.
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