lunes, septiembre 05, 2016

El LAB opera con 160 empleados y tiene una deuda de $us 252 millones

Antonieta Valencia no cobra su sueldo regularmente desde hace cuatro años, pero mantiene la esperanza de que su empresa despegue pronto y recupere el sitial que ocupó en el país y en el extranjero.

Viuda, madre de tres hijos, y con 20 años de antigüedad en la empresa, Antonieta es la única empleada que permanece en el taller de serigrafía del Lloyd Aéreo Boliviano (LAB). Cuando la compañía operaba todavía con regularidad, hasta 2006, en esta repartición habían seis personas que hacían la señalética para las aeronaves y sus oficinas.

Así como Antonieta, otros 159 trabajadores permanecen en el LAB. La mayoría (111) en Cochabamba y los demás en La Paz (16), Santa Cruz (23), Tarija (5), Trinidad (1) y Sucre (4).

Hasta 2014, el número de trabajadores era de 182, según la última memoria anual publicada este año por el directorio de la compañía aérea.

¿Pero cómo logran sobrevivir los 160 empleados del LAB sin un sueldo que respalde sus gastos familiares. El gerente general de la empresa, Orlando Nogales Nogales, despeja esta duda. Una buena parte de los trabajadores es jubilada y los que no lo son permanecen solo hasta el mediodía en la compañía y por la tarde trabajan como taxistas, albañiles y en otros oficios.

Otros, según Nogales, solo van a marcar tarjeta, para luego retirarse o permanecer en la empresa sin hacer nada.

En el caso de Antonieta, ella recibe una renta de su esposo, quien también trabajaba en el LAB. No obstante, su familia atravesó momentos duros, al extremo de haber vendido algunas de sus pertenencias.

Antonieta ocupa, por el momento, un espacio en el que se destacan unos seis escritorios, computadoras, gaveteros, estantes con documentos y un lavaplatos.

Si bien ahora el trabajo es escaso, explica que tienen todo el equipo que imprime serigrafía para aeronaves y oficinas de la compañía.

A ella le faltan años para jubilarse y por ese motivo permanece en la empresa. “Tengo la esperanza de que volveremos a volar. Eso es lo que queremos, tener alas propias y volver a volar”.

El taller de serigrafía no es el único que se ha reactivado en el LAB otros como el de tapicería, donde hay unas tres personas, y el de cerrajería, también funcionan; aunque todavía a media máquina.

Nogales afirma que el complejo de talleres del LAB, que poco a poco está volviendo a funcionar, fue diseñado por la empresa alemana Lufthansa.

En el hangar principal se realizan los trabajos mayores. Se desarma el avión y se envía las partes a los talleres de aviónica, electrónica, neumática e hidráulica.

PATRIMONIO

En el complejo principal del LAB, contiguo al aeropuerto Jorge Wilstermann, dominan las edificaciones bajas, de una planta, y se destacan algunas de dos pisos. Vías a manera de calles comunican los diferentes edificios que están desperdigados en sus 23 hectáreas.

Pero además de sus talleres, el hangar de mantenimiento de aeronaves es el mayor orgullo de la empresa aérea.

Nogales explica que gracias a una alianza estratégica establecida con la empresa de Servicios Aeronáuticos (SAE), el centro de mantenimiento presta nuevamente sus servicios desde hace casi tres meses.

En este sector trabajan unas 60 personas, “el 99 por ciento técnicos”, afirma el responsable del sistema de calidad de la empresa, Civar Harold Terán Rojas.

El Centro de Entrenamiento Mario Patiño Ayoroa (Cempa), que imparte cursos para tripulantes de cabina (azafatas y asistentes de vuelo), es otro de los servicios que enorgullece a los trabajadores que aún quedan en la línea aérea bandera.

En sus instalaciones se forman jóvenes (hombres y mujeres) que en el futuro serán los encargados de brindar seguridad a los usuarios que viajan en las diferentes líneas aéreas.

PUEDE PAGAR

La deuda aproximada que tiene el LAB es de 252 millones de dólares, señala el abogado Mauricio Fuentelsaz Oviedo, quien patrocina varios juicios laborales de trabajadores que exigen sus beneficios sociales impagos.

OPINIÓN tuvo acceso a las certificaciones emitidas por las administradoras de fondos de pensiones (AFP), la Caja Petrolera de Salud y a los procesos laborales de los extrabajadores que reclaman sus beneficios sociales.

Entre los acreedores están las AFP, Impuestos Nacionales y extrabajadores que no recibieron sus beneficios sociales.

Sin embargo, Nogales asegura que la empresa tiene una deuda que, en el peor de los casos, llega a 80 millones de dólares. De este monto global, 20 millones deben conciliarse con Impuestos Nacionales y el resto es exigido por los extrabajadores y las AFP.

Consultado sobre el patrimonio que todavía tiene el LAB, Nogales asegura que por el momento no está autorizado para revelar esta información, pero está convencido de que la empresa puede pagar hasta tres veces lo que debe.

La principal fortaleza del LAB, si se habla de su patrimonio, es el terreno de 23 hectáreas que tiene en el aeropuerto. Nogales apunta que solo esta propiedad está valuada en 115 millones de dólares, si se cotiza el metro cuadrado a 500 dólares, sin tomar en cuenta las construcciones.

Agrega que el LAB tiene participación en diferentes aeropuertos, en los que ha trabajado a punta de machete.

SIETE AVIONES

En diferentes puntos de su propiedad de 23 hectáreas están “estacionados” aviones de la empresa, uno de ellos es el que transportó al papa Juan Pablo II durante su visita al país en mayo de 1988.

Otros cuatro permanecen cerca de los hangares de Boliviana de Aviación, algunos con un evidente deterioro, y un carguero está junto al Centro de Entrenamiento Aeronáutico.

Nogales tiene la firme convicción de que todos estos aviones pueden volar si es que se les somete a un trabajo de mantenimiento.

El objetivo de la empresa es poner en buenas condiciones por lo menos tres de los siete aviones que tiene en sus predios.

Y como un primer paso para volver a volar, el avión 727-200 (Charly Papa), es sometido a un proceso de mantenimiento en el hangar principal.

El gerente comercial del LAB, Ricardo Mayorga, asegura que este avión, además de su gemelo que transportó a Juan Pablo II, fue fabricado exclusivamente para el Lloyd Aéreo Boliviano por la empresa alemana Lufthansa.

Este avión recibe el servicio C, que consiste en sacar todos los componentes, incluidos los asientos de los pasajeros, y calibrar los instrumentos.

El gerente comercial calcula que el avión estará a punto para volar en por lo menos un mes.

¿Pero qué pasará si la empresa no recupera su licencia de operación para volar? Nogales señala que se alquilará esta aeronave para que preste servicio en otra empresa.

Este avión tiene capacidad para transportar a 175 pasajeros.

MANTENIMIENTO

El Lloyd Aéreo Boliviano suscribió una alianza estratégica con la empresa Servicios Aeronáuticos Especializados (SAE), que ocupa el hangar principal para hacer mantenimiento y certificaciones de aviones de otras líneas aéreas.

“La idea es potenciar y darles cierto respaldo a las líneas aéreas con gente capacitada que tiene el LAB, que ha sido absorbida por SAE. Tenemos el objetivo de servir a las empresas del país, en una primera etapa”, afirma Nogales.

SAE absorbió a por lo menos el 80 por ciento de los 160 trabajadores (técnicos) que todavía se mantienen en la empresa.

El gerente de SAE, Saúl Ruiz, extrabajador del LAB, señala que su empresa está conformada legalmente desde 2007, registrada en Fundempresa y la Cámara de Comercio. Tiene su NIT y la documentación al día.

SAE es una empresa que presta servicios especializados a las empresas aérea que operan en la región.

Según su sitio web, empezó a operar en el aeropuerto de El Alto.

Ruiz menciona que desde hace casi tres meses están en las instalaciones del LAB, tras firmar un acuerdo con la Federación Sindical de Trabajadores del Lloyd Aéreo Boliviano.

“Los aviones que llegan buscan conseguir la certificación que requieren para seguir operando y también para el respectivo mantenimiento”.

Esta empresa tiene licencia para liberar esos aviones y certificarlos. Sus técnicos revisan pieza por pieza la aeronave.

Ruiz explica que por el momento trabajan con líneas aéreas de Bolivia, Perú, Chile y Uruguay.

SAE solicitó la certificación multinacional que le permitirá atender a todas las empresas aéreas de Latinoamérica, el Caribe, Cuba y Panamá, que forman parte de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI).

CEMPA

El Centro de Entrenamiento Mario Patiño Ayoroa (Cempa) funciona en predios del LAB y forma a tripulantes de cabina.

El gerente responsable de entrenamiento del Cempa, Erick Yáñez, explica que desde que el centro volvió a funcionar, tras la renovación de su permiso en noviembre de 2008, se graduaron hasta la fecha 10 promociones.

Este centro funcionaba con anterioridad, pero los cursos eran solamente para los trabajadores del LAB (tripulantes de cabina, mecánicos y pilotos). Desde 2009 empezó a recibir a personas externas “con el fin de generar algunos recursos”.

Este curso, que tiene una duración de cuatro meses y medio, se imparte dos veces al año. El cupo máximo por aula es de 25 estudiantes.

Yáñez puntualiza que el Cempa tiene la autorización de la Dirección General de Aeronáutica Civil para impartir estos cursos.

Una vez que los estudiantes concluyen el curso, y lo aprueban con una nota de 75 sobre 100, pueden obtener la licencia de tripulante de cabina, para lo cual requieren hacer un trámite ante la Dirección General de Aeronáutica Civil.

Yáñez destaca que el prestigio del Cempa ha llegado a Europa. Para el primer curso de este año se tuvo una estudiante de Holanda.

EXPECTATIVA

María José Andia estudia en el Cempa con la expectativa de trabajar en una línea aérea de Bolivia. Confiesa que desde muy pequeña sentía cierta fascinación por los aviones y le gusta viajar. Por eso cuando se enteró mediante un vecino de que el LAB ofrecía el curso para tripulantes de cabina se inscribió “por el prestigio que todavía tiene el LAB”.

Asegura que los cursos que se imparten son teóricos y prácticos en los que aprende bastante.

Juan Carlos Fuentes Espinoza cuenta que se animó a estudiar en el Cempa porque uno de sus primos se formó en este centro, con buenos resultados. Uno de sus tíos trabajaba también en el LAB.

Juan Carlos quiere obtener su licencia como tripulante de cabina, conseguir trabajo, ahorrar y estudiar luego para piloto.

SUS Destinos

* El mayor potencial del LAB, según el gerente de la empresa, Orlando Nogales, son sus permisos para ingresar a países de Latinoamérica, Estados Unidos y Europa.

* El LAB llegaba a Washington y Miami (Estados Unidos), Ciudad de México y Cancún (México), La Habana (Cuba), Honduras, Costa Rica, Panamá y Puerto Rico.

* En Sudamérica llegaba a Bogotá (Colombia), Caracas (Venezuela), Guayaquil y Quito (Ecuador), Cuzco y Lima (Perú), Belho Horizonte, Manaos, Corumbá, Río de janeiro y Sao Paulo (Brasil), Asunción (Paraguay), Montevideo (Uruguay), Buenos Aires, Córdoba, Salta y Tucumán (Argentina), Iquique, Arica y Santiago (Chile) y en Europa España, Italia y Alemania.

MATRÍCULA

* El Lloyd Aéreo Boliviano (LAB) está inscrito en Fundempresa como Sociedad Anónima, con la matrícula 00013365.

* Según la página web de Fundempresa, la matrícula del LAB está actualizada y su actividad es servicio de transporte aéreo.

* El actual gerente general de la empresa, Orlando Nogales Nogales, se hizo cargo del LAB desde 2012 con el objetivo de que “vuelva a volar”.

* Nogales asegura que después de cinco años de indefensión jurídica a la que estuvo sometida la empresa, un primer paso fue “sacarla del coma profundo”. Esta meta se logró después de poner en regla los documentos de la compañía.

Principales hitos

* El Lloyd Aéreo Boliviano (LAB) fue fundado el 15 de septiembre de 1925 en la ciudad de La Paz.

* Durante la Guerra del Chaco, el LAB prestó sus aviones y su personal al Gobierno boliviano.

* En 1970, el LAB entró en la era del reactor, adquiriendo su primer Boeing 727, con el que ingresa a la era del jet.

La empresa comenzó a volar a otros destinos, primero en Sudamérica, y luego a Estados Unidos.

* El último vuelo del Lloyd Aéreo Boliviano fue el 17 de diciembre de 2012, cuando la Dirección General de Aeronáutica Civil le suspende su permiso de operaciones. En la empresa permanecen 160 trabajadores.

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