Cuatro mujeres bolivianas están triunfando en sus carreras de piloto, una profesión hasta hace sólo unos años reservada sólo para el sexo masculino, pero en la que hoy ellas están comenzando a demostrar su capacidad para comandar con profesionalismo las aeronaves que vuelan en los cielos del país.
Para muchas mujeres, la idea de cambiar la rueda de un vehículo o solucionar un problema mecánico resulta complicada y extraña. Pero también hay algunas muy familiarizadas con todos los botones y comandos de la cabina de un avión.
Estas mujeres piloto eligieron una profesión arriesgada y cara, pero que a la vez supone una vida distinta y con muchos privilegios.
“Los pilotos siempre decimos que tenemos el mejor trabajo del mundo, tenemos el mejor asiento del avión y la vista es increíble”, dice Cecilia Tapia.
Tapia es una cochabambina que en el año 2004 marcó la historia en la aviación nacional, al ser la primera piloto boliviana de una aerolínea comercial, el Lloyd Aéreo Boliviano.
La cruceña Laura Arakaki es parte de una novísima generación, tiene escasos 20 años y pasa su vida literalmente en los cielos.
Ambas comandan aviones de la aerolínea Aerocon, de Beni. En Bolivia hay sólo cuatro mujeres que comandan aeronaves. Junto a Tapia y Arakaki están Paola Velasco y Eliza Araujo que trabajan para Aerosur, aunque hay información de una quinta mujer piloto que hace unos años decidió trabajar en el exterior.
En algunos de sus vuelos, mientras usted decidía entre beber café o un refresco, probablemente una de estas mujeres estaba al mando de la aeronave.
Volar, una pasión
“El deseo de volar es algo con lo que naces, siempre sientes esa necesidad. Empiezas coleccionando todo lo que parezca un avión y siempre miras al cielo cuando escuchas el sonido celestial de un motor y cuando realizas tu sueño de ser piloto, disfrutas cada segundo ahí arriba porque vives sensaciones inexplicables que es como el estar en casa”, comenta Tapia, que ahora es copiloto de un avión turbo hélice.
Para ella, un episodio inolvidable en su trayectoria es el “soleo”, vale decir el primer vuelo en solitario. “Sientes emoción, miedo y alegría. El avión y yo ahí arriba somos uno solo, no tienes que vencerlo”. Así recuerda el día en que, venciendo sus más caros temores, se hizo dueña de los instrumentos de vuelo.
Arakaki comenta que, al verla en la cabina del avión, los pasajeros aún se sorprenden, pero a pesar de ello se sienten felices porque una aviadora tan joven pueda llevarles a su destino. Estas felicitaciones las motivan a tener más valor al momento de tomar el timón del avión. Estar a cargo de más de 18 vidas no es poca cosa.
Años atrás era muy difícil ingresar a una aerolínea siendo mujer. “Me alegra decir que ahora todas las aerolíneas incluyen a mujeres en sus requerimientos. Las mujeres se dieron cuenta de que nada es imposible, cuando te pones metas por más altas que sean, si te entregas por completo y lo deseas con todo tu corazón puedes lograrlo”, expresa con alegría Tapia, quien confiesa que su máximo anhelo es estar al mando de un avión de acrobacias.
Las exigencias del aire
Pilotear un avión no es fácil, pues cada seis meses tienen que demostrar que siguen siendo aptas, pasando una serie de exámenes, además de que todas tienen el reto de que deben cumplir con 1.500 horas de vuelo para poder ascender a un grado superior.
Las exigencias para ser una buena piloto continúan al momento de cuidar varios aspectos físicos. Tener una buena calidad de vida es importante. Se debe cuidar mucho la alimentación, hacer bastante ejercicio para poder combatir los cambios de presiones, temperaturas, vibración y de ruido.
“Este trabajo te exige mucho desgaste físico y mental”, dice Cecilia.
Lejos de casa
Además de todo esto, su vida social no es nada común. La mayoría del tiempo están en el aire, dejando de lado a su familia y a las personas que más quieren. Laura acepta que al principio sí fue difícil porque no conocía a nadie, además porque estaba acostumbrada a estar todos los días en su casa.
“Mi madre me decía ‘el hombre se acostumbra a todo’. Ahora disfruto cada pernocte, es decir, pasar días fuera de casa, pues tengo muchos amigos en todas partes y aún hay muchos lugares nuevos que me quedan por conocer y disfrutar”, relata.
Las fiestas importantes y representativas en el medio boliviano son las más tristes para Cecilia porque muchas veces no ha podido compartir con los suyos. “A veces paso muchos días sin verlos. Te pierdes fechas muy importantes, cumpleaños, navidades, aniversarios. Para el piloto todos los días son lunes y tu familia debe acostumbrarse, debes aprovechar cada segundo a su lado”, expresa.
1903
Orville Wright realizó el que se considera en algunos países el primer vuelo de un avión tripulado.
Diariamente, estas mujeres visitan las principales ciudades del país como si fueran salones de belleza o tiendas de ropa. Los vuelos que realizan para Aerocon abarcan todo el país. La base de operaciones de la empresa se halla en la ciudad de Trinidad.
Sus itinerarios diarios alternan las ciudades de La Paz, Cochabamba, Santa Cruz, Cobija, Riberalta, Guayaramerín, Tarija y Yacuiba.
“En este trabajo no existe la monotonía, cada día es diferente, cada vuelo es diferente; a veces estoy en tierra un día, otras veces dos, no hay algo fijo”, relata Tapia.
Para Laura, volar es más que un trabajo, es una pasión sin importar las preocupaciones y ansiedades. “El hecho de estar en las alturas y contemplar la creación desde otro punto de vista vale la pena” asegura la joven aviadora.
Coronar esta vocación implica que tanto Cecilia como Laura deban rendir evaluaciones físicas y psicotécnicas cada semestre, además de prepararse para postular a nuevos escalones en la exigente carrera aeronáutica.
Estas dos aviadoras aprovechan el tiempo para correr a casa y compartir un desayuno y un almuerzo con la familia y, si les da el tiempo, limpian su departamento y le dedican otra parte del tiempo a su vida personal.
Por el momento, ninguna de ellas está casada ni tiene hijos, pero formar una familia no es una idea descartada, aunque posiblemente esta aspiración tendrá un significativo impacto en su vida: cuando una mujer piloto queda embarazada los vuelos acabaron para ella y como dice Laura: “se deben colgar los guantes”.
Talentos requeridos para volar
Para ser piloto de aerolíneas bolivianas, los requisitos para las mujeres son idénticos que para los hombres: Licencia de Piloto Comercial con habilitación de vuelo por instrumentos, aviones multimotores y habilitación del idioma inglés requerido por la OACI (Organización de Aviación Civil Internacional). Se ponderará el sentido de responsabilidad, disciplina, credibilidad y talento para trabajar en equipo.
Además, antes de ser aceptadas como alumnas, estas jóvenes debieron aprobar dos exámenes de dos días que se concentran en matemáticas, física, tareas múltiples, trabajo en equipo, disciplina, presión e inglés.
Los varones deben haber cumplido con el servicio militar o civil. Luego de aprobar dos años de carrera realizan, como segundo oficial, prácticas de aterrizaje y habilitación de aeronave y, como tercer piloto, entrenamiento de línea aérea. Tienen siete días libres por mes y pueden elegir cuándo y cómo disfrutarlos.
Esto es muy inspirador para mi, me gustan estas historias y todo punto a punto sct de como lo lograron
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