lunes, octubre 09, 2017
Boeing y Bombardier en guerra comercial
Las gigantes de aviación Boeing (Estados Unidos) y Bombardier (industria canadiense británica) han entrado en una abierta guerra comercial de fuego cruzado.
El Departamento de Comercio estadounidense ha impuesto un arancel del 220 por ciento a cada nave Bombardier Serie C que se importe. La medida es un espaldarazo a Boeing, que previamente había acusado a su rival de haber recibido subsidios públicos que distorsionaron la competencia y pidió al Gobierno la imposición de aranceles de compensación.
Según el Departamento de Comercio estadounidense, Bombardier, con sede en Montreal (Canadá), utilizó ayuda del Gobierno por más de 3.000 millones de dólares, para vender a precios artificialmente bajos en Estados Unidos.
La disputa se refiere a un pedido de 75 aviones de la serie C que en abril de 2016 realizó Delta Airlines, y Boeing acusa al fabricante canadiense de utilizar las mismas prácticas anticompetitivas.
La penalización de Estados Unidos contra Bombardier sólo entrará en vigor si la Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos falla a favor de Boeing, lo que se conocerá la semana que viene.
Boeing dijo en un comunicado que la disputa "no tiene nada que ver con la limitación de la innovación o la competencia, que acogemos con agrado, sino con mantener un nivel de juego y velar por que las empresas aeroespaciales respeten el comercio acuerdos". Bombardier, por su parte, ha calificado la decisión de “absurda".
La decisión de Estados Unidos puede tener además coletazos en la política británica. La fábrica de Bombardier está situada en Irlanda del Norte, en Belfast, y el arancel pone en riesgo la continuidad de la planta.
Un diputado del primer partido norirlandés, el unionista, ha asegurado que hará "todo lo necesario" para mantener los puestos de trabajo. Ocurre que el apoyo de este partido es fundamental para el débil Gobierno de Theresa May, que necesita su apoyo para lograr la mayoría en el Parlamento, como ocurrió en su investidura.
De hecho, Theresa May ya ha declarado sentirse "defraudada" por la decisión y ha emplazado al presidente Donald Trump a encontrar una solución negociada al conflicto.
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