El avión sufrió los embates de una tormenta de granizo del tamaño de pelotas de golf que destruyó completamente la nariz de la nave y su parabrisas.
La violenta tormenta que sacudió a la capital turca durante 20 minutos dejó techos destruidos, centenares de árboles caídos y una decena de heridos.
Muchos vuelos fueron desviados. El de Atlas Global había despegado 10 minutos antes rumbo a Erkan, en el norte de Chipre. Había alcanzado los 1.300 metros de altura cuando comenzó el temporal. En pocos segundos, el parabrisas de la nave quedó completamente astillado y averió el sistema de pilotaje automático.
Con la emergencia declarada, el capitán fue autorizado a aterrizar nuevamente en el aeropuerto de Ataturk a pesar de que había sido cerrado para otras aeronaves. Todas los dispositivos de emergencia del aeropuerto fueron activados
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