La decisión de cerrar el aeropuerto por más de tres meses se tomó después de que fuertes vientos arrancaron el techo del mismo.
El subgobernador Wagner Ávila hizo una inspección, en la cual advirtió que los edificios restantes en el aeropuerto deben ser demolidos, porque quedaron inservibles.
El anuncio de Aasana generó la movilización de cívicos, sindicatos de transporte y operadores de aeronavegación, quienes se reunieron este lunes y pidieron que se construya un tinglado para albergar a los pasajeros.
Los transportistas indicaron que, de estar cerrado el terminal aéreo, los choferes de Guayaramerín tendrán que llevar a los pasajeros a Riberalta, donde los conductores locales les vetarían su recorrido hacia el aeropuerto.
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