Lo que antes le costaba al empresario argentino dos días de viaje vía aérea, con pernocte incluido, y más de siete horas por tierra para recorrer 500 kms, ahora todo se reduce a un viaje de 40 minutos a 30.000 pies de altura y a una velocidad de 860 kms por hora.
Eso es dinero y tiempo de ahorro que agilizará los negocios entre el empresariado argentino no solo del norte, sino de todo el cinturón industrial (Buenos Aires, Santa Fe y Cordova) con sus pares del sur boliviano. Así lo confirmaron el cónsul general de Argentina, Ricardo Forrester; el embajador de Argentina en Bolivia, Ariel Basteiro; y el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey.
Lo que se espera, según Forrester, es que con las tres frecuencias semanales (lunes, miércoles y viernes) se dispare el flujo de turistas y hombres de negocios que actualmente llegan a 3.000 al mes.
Los portafolios de inversiones apuntan, a decir de los diplomáticos argentinos, a la cadena vitivinícola, la industrialización, la infraestructura, servicios y circuitos turísticos.
Con un marcado optimismo, el titular de la aerolínea Amaszonas, Sergio de Urioste, indicó que la ruta Tarija-Salta abre la posibilidad de que el próximo paso sea Jujuy. El 5 de diciembre consolida su octava ruta internacional: Bolivia-Montevideo (Uruguay). Hasta el 2017 se tiene un proyecto de consolidar 20 destinos internacionales
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