Se trata del Synergistic Air-Breathing Rocket Engine (SABRE), un Scramjet que cuenta con la característica de funcionar como un avión a chorro en la atmósfera y un cohete en el espacio, ya que no necesita oxígeno para su funcionamiento.
Sin embargo hay un problema, y tiene que ver con las altas temperaturas que alcanza el motor. A nivel supersónico, el aire entra a 25 veces la fuerza generada por un huracán de categoría 5 (más de 250 Km/h) y combinado con el calor la mayoría de las aleaciones de metal se derriten, aunque debemos considerar que antes de ser quemado, el aire debe ser enfriado mediante hidrógeno criogénico, variando desde los 1000°C a los -150°C, todo en un céntimo de un segundo.
Pero el SABRE, además de soportar estos inconvenientes, es suficientemente pequeño y liviano como para utilizarlo en un avión, al contrario de aparatos de propulsión similares que son del tamaño de una fábrica. sus creadores afirman que la idea es construir un prototipo de 85 metros de largo y capacidad para 300 pasajeros, que alcance velocidades de 30 mil kilómetros por hora.
Aún así no es el único proyecto, ya que tanto la Nasa como Japón también se encuentran trabajando en dispositivos que también planean revolucionar los viajes comerciales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario