El boliviano, quien aseguró que realizó el secuestro "por inspiración divina", fue hallado culpable de los delitos de ataques a las vías de comunicación y de privación ilegal de la libertad.
El secuestrador, que amenazaba con hacer explotar el avión con las latas que en realidad solo tenían arena, fue detenido dentro de la aeronave el 9 de septiembre de 2009 por la policía federal, en un operativo relámpago y transmitido en directo por las televisoras.
Su demanda era hablar con el presidente Felipe Calderón para darle el mensaje divino de que un terremoto de gran escala se registraría en México en 2013.
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