martes, enero 13, 2015

La vuelta al mundo en 19 días en un jet por 40.000 dólares

El piloto Gregor Schweizer es un hombre de pocas palabras. Antes de despegar en la ciudad japonesa de Osaka sólo dice: "Queridos pasajeros, les deseo un vuelo agradable”. Efectivamente, no hay mucho más que decir. Los 30 pasajeros ya conocen las instrucciones de seguridad. También conocen la ruta prevista y el surtido de bebidas a bordo de la nave. No es la primera vez que están sentados en el asiento 3A o 10F, sino que ya han realizado cinco vuelos. Al final serán 11.

Los datos básicos de este viaje: siete países, cuatro continentes, un recorrido de 39.700 kilómetros. Dar la vuelta al mundo en 19 días, en el mismo avión con la misma tripulación. Desde Alemania al archipiélago africano de Zanzíbar, con escalas en Nueva York, Canadá, Alaska, Japón, Palau y Vietnam.

Se trata de un crucero, no en barco por el agua, sino por el aire en un Boeing 737 fletado por la empresa Hapag-Lloyd de Hamburgo. Hay más puntos de coincidencia con un viaje por mar: todas las comidas a bordo del avión y en tierra están incluidas en el precio del viaje, hay un servicio de equipaje y un médico de vuelo, una guía turística entrenada en barcos de expedición y dos experimentados lectores de viaje como programa de entretenimiento ambulante.

También los pasajeros se parecen a los que realizan un viaje en un crucero de lujo: en su mayoría jubilados y adinerados, o mejor dicho, muy adinerados. Los cruceros de por sí no son viajes de placer baratos, pero el precio de un día a bordo de un crucero aéreo es al menos tres veces mayor que el de un crucero marítimo de lujo. Para los pasajeros, lo más importante es viajar a lugares exóticos con la mayor atención individual posible.

Muchas veces son las cosas pequeñas las que más aprecian los clientes exigentes: un viaje en rickshaw por la noche en Hanoi o una cena en la playa de Zanzíbar bajo el cielo estrellado de África, donde el lector de viaje Kai Schepp enseña la Cruz del Sur. Ingrid Schwarz, la jefa de los guías turísticos, está pendiente de todo. Ella es el alma buena del viaje, dotada igualmente de talento organizativo y de paciencia de santo. Los pasajeros están acostumbrados a la exquisita atención y a que puedan expresar deseos especiales.


Un crucero aéreo por China, el Tíbet y la India, con visitas a Lijiang, Shangri-La, Lhasa, Chengdu, Pekín, Nueva Delhi, Agra, Khajuraho, Bhopal y Aurangabad, cuesta 75.000 dólares. Un viaje a lo largo de la Ruta de la Seda, con visitas a Eriván, Urgench, Samarkand, Isfahán y Shiraz, sale en 32.100 dólares. Una gira por los lugares mágicos del sur de África, con paradas en Johannesburgo, Sabi Sand, Pretoria, Durban, Knysna, Ciudad del Cabo, Sossusvlei, el delta del Okavango y las Cataratas Victoria cuesta cerca de 40.000 dólares.

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