jueves, marzo 10, 2011

Las señoras de los cielos


Aunque la gran mayoría de los pilotos son varones, estas dos mujeres son profesionales en el arte del pilotaje y lo más importante es que son bolivianas.

En Bolivia todavía para muchas mujeres la idea de cambiar la rueda de un vehículo y aprender cómo se puede solucionar un problema mecánico resulta complicado y extraño. Pero hay algunas que conocen todos los botones, las teclas y los comandos de la cabina de un avión mejor que su propia historia clínica.

Son las mujeres piloto, que eligieron una profesión riesgosa, cara y sin medias tintas. Una vida distinta pero con muchos privilegios. “Los pilotos siempre decimos que tenemos en mejor trabajo del mundo, tenemos el mejor asiento del avión y la vista es increíble”, dice Cecilia Tapia. “….pasión”, señala, a su vez, la cruceña Laura Arakaki.

Tapia es una cochabambina que el año 2004 marcó la historia en la aviación nacional, al ser la primera piloto boliviana de una aerolínea comercial, el Lloyd Aéreo Boliviano. Arakaki es parte de una novísima generación, tiene escasos 20 años y pasa su vida literalmente en los cielos.

Ambas comandan aviones de la aerolínea Aerocon, la línea bandera del Beni. En toda Bolivia hay sólo cuatro mujeres que pilotean aeronaves. Junto a Tapia y Arakaki también destacan Paola Velasco y Eliza Araujo que trabajan para Aerosur, también tienen referencias de una quinta piloto que hace unos años decidió irse al extranjero.

En algunos de sus vuelos, mientras usted decidía entre el café o el licor, probablemente una de estas mujeres tenía en las manos su vida y el destino de ese pájaro de acero que volaba a más de 10 mil pies de altura.

“El deseo de volar es algo con lo que naces, siempre sientes esa necesidad. Empiezas coleccionando todo lo que parezca un avión y siempre miras al cielo cuando escuchas el sonido celestial de un motor y cuando realizas tu sueño de ser piloto, disfrutas cada segundo ahí arriba porque vives sensaciones inexplicables que es como el estar en casa”, comenta Cecilia Tapia, que ahora es copiloto de un avión Metro turbo hélice.

Para Cecilia un episodio inolvidable en su trayectoria es el “soleo”, vale decir, el primer vuelo en solitario. “Sientes emoción, miedo y alegría. El avión y yo ahí arriba somos uno solo, no tienes que vencerlo”, recuerda así el día que venciendo sus más caros temores se hizo dueña de los instrumentos de vuelo.

Laura comentó que los pasajeros al verla en la cabina de un avión aún se sorprenden, pero a pesar de ello se sienten felices de que alguien tan joven pueda llevarles a su destino. Estas felicitaciones las motivan a tener más valor al momento de agarrar el timón del avión, porque el estar a cargo de más de 18 vidas no es poca cosa.

Años atrás era muy difícil ingresar a una aerolínea siendo mujer, ya que sus políticas no incluían a personal femenino en sus requerimientos. “Me alegra decir que ahora todas las aerolíneas incluyen a mujeres en sus llamamientos. Las mujeres se dieron cuenta de que nada es imposible, cuando te pones metas por más altas que sean, si te entregas por completo y lo deseas con todo tu corazón puedes lograrlo”, expresó con alegría Cecilia, quien dijo que su máximo anhelo es pilotear un avión de acrobacias.

APRIETOS EN LAS ALTURAS

Pilotear un avión no es nada fácil, pues cada seis meses tienen que demostrar que siguen siendo buenas mujeres pilotos, pasando una serie de exámenes, además de cumplir con 1.500 horas de vuelo para poder ascender a un grado superior.

Las exigencias para ser una buena piloto continúan al momento de cuidar varios aspectos físicos. Tener una buena calidad de vida es importante. Se debe cuidar mucho la alimentación, hacer bastante ejercicio. Todo esto para poder combatir los cambios de presiones, temperaturas, vibración y de ruido. “Este trabajo te exige mucho desgaste físico y mental”, sostiene Cecilia.

Además de todo esto, su vida social no es nada común. La mayoría del tiempo la pasan en el aire y en distintos lugares dejando de lado a su familia y a las personas que más quieren. Laura acepta que al principio sí fue difícil porque no conocía a nadie, además, porque estaba acostumbrada a estar todos los días en su casa. “Mi Madre me decía: A todo se acostumbra el hombre. Ahora disfruto cada pernocte, es decir, pasar días fuera de casa, pues tengo muchos amigos por todas partes y lugares nuevos que aún esperan por ser conocidos”.

Las fiestas importantes y representativas en el medio boliviano son los más tristes para Cecilia porque muchas veces no ha podido compartir con los suyos, “A veces paso muchos días sin verlos. Te pierdes fechas muy importantes, cumpleaños, navidades, aniversarios. Para el piloto todos los días son lunes y tu familia debe acostumbrarse, debes aprovechar cada segundo a su lado”, expresó.

Diariamente, estas mujeres visitan las principales ciudades del país como si fueran salones de belleza o tiendas de ropa. Los vuelos que realizan para Aerocon abarcan toda Bolivia. La base operativa de la empresa se halla en la ciudad de Trinidad. Sus itinerarios diarios alternan las ciudades de La Paz, Cochabamba, Santa Cruz, Cobija, Riberalta, Guayaramerín, Tarija y Yacuiba.

“En este trabajo no existe la monotonía, cada día es diferente, cada vuelo es diferente a veces estoy en tierra un día, otros dos, no hay algo fijo”, confirmó Tapia y demostró que la mayoría de las veces su vida la pasa en el aire.

Para Laura volar es más que un trabajo, es una pasión sin importar las preocupaciones y ansiedades. “El hecho de estar en la alturas y contemplar la creación desde otro punto de vista vale la pena sacrificar todo”, asegura la joven aviadora.

No ha sido ni es fácil, coronar su vocación implica que, tanto Cecilia como Laura, deban rendir evaluaciones físicas y sicotécnicas cada semestre, además postular de prepararse para postular a nuevos escalones en la exigente carrera aeronáutica.

CAMINO CON TURBULENCIAS

Para ser piloto de Aerolíneas bolivianas los requisitos, en el caso de las mujeres, son idénticos que de los hombres: Licencia de Piloto Comercial con habilitación de vuelo por instrumentos, Aviones Multimotores y habilitación del idioma inglés requerido por la OACI (Organización de Aviación Civil Internacional). Se ponderará su sentido de responsabilidad, disciplina, credibilidad y talento para trabajar en equipo.

MÁXIMA EXIGENCIA

Además, antes de ser aceptadas como alumnas, estas jóvenes debieron aprobar dos exámenes de dos días que se concentran en matemáticas, física, tareas múltiples, trabajo en equipo, disciplina, presión e inglés. Los varones deben haber cumplido con el servicio militar o civil. Luego de aprobar dos años de carrera realizan, como segundo oficial, prácticas de aterrizaje y habilitación de aeronave y, como tercer piloto, entrenamiento de línea aérea. Tienen siete días libres por mes y pueden elegir cuándo y cómo disfrutarlos.

En el caso de estas dos pilotos, los utilizan para correr a casa y compartir un desayuno y un almuerzo con la familia, y si les da el tiempo, poder limpiar su departamento y darle un poco de importancia a su vida personal.

Por el momento, ninguna de ellas está casada ni tienen hijos, pero formar una familia y tener hijos no es una idea descartada. Pero posiblemente esta aspiración tendrá un significativo impacto en su vida, porque cuando una mujer piloto queda embarazada los vuelos acabaron para ella, y como dice Laura: “Se deben colgar los guantes”.

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